25 mayo 2010

Más sobre la Patria en el Bicentenario



Antonio Berni


Entre las cuestiones a pensar durante las celebraciones del Bicentenario de la Revolución de Mayo, incluimos la mirada sobre la historia, el presente y el futuro de la Patria que está indefectiblemente unida a la esperanza de una construcción colectiva con el compromiso de todos y la responsabilidad específica de las instituciones políticas, sociales, científicas, económicas y educativas que la integran.



En la entrada anterior, compartimos visiones singulares sobre la Patria desplegadas por dos grandes de la literatura argentina: Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato; hoy sumamos la mirada poética de otro referente notable de las letras argentinas: Leopoldo Marechal quien en su poema "Descubrimiento de la Patria" nos trasmite sus imágenes impregnadas de dolor, anhelos y esperanza.



Descubrimiento de la Patria (fragmento) Leopoldo Marechal

La Patria no ha de ser para nosotros
una madre de pechos reventones;
ni tampoco una hermana paralela en el tiempo
de la flor y la fruta;
ni siquiera una novia que nos pide la sangre
de un clavel o una herida.

Yo la vi talonear los caballos australes,
niña y pintando el orbe de sus juegos.
La Patria no ha de ser para nosotros
nada más que una hija y un miedo inevitable,
y un dolor que se lleva en el costado
sin palabra ni grito.

Por eso, nunca más
hablaré de la Patria.

(en Heptamerón, 1966)

20 mayo 2010

Reflexiones a propósito del Bicentenario

Jorge Bermúdez


En pleno tiempo de homenaje al Bicentenario de la Revolución de Mayo, los argentinos, mientras miramos el pasado, palpamos el presente y tratamos de atisbar el futuro, nos planteamos el sentido de la patria.

Voy a compartir lo que han expresado dos autores destacadísimos de la literatura argentina acerca de la patria, Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges:

La verdadera patria del hombre
no es el orbe que subyugó a Platón.
Su verdadera patria, a la que siempre retorna luego de sus periplos ideales, es esta región intermedia y terrenal del alma,
este desgarrado territorio en que vivimos, amamos y sufrimos.

Ernesto Sábato




Oda escrita en 1966


Nadie es la patria.
Ni siquiera el jinete que, alto en el alba de una plaza desierta, rige un corcel de bronce por el tiempo, ni los otros que miran desde el mármol, ni los que prodigaron su bélica ceniza por los campos de América o dejaron un verso o una hazaña o la memoria de una vida cabal en el justo ejercicio de los días.
Nadie es la patria. Ni siquiera los símbolos.
Nadie es la patria. Ni siquiera el tiempo cargado de batallas, de espadas y de éxodos y de la lenta población de regiones que lindan con la aurora y el ocaso, y de rostros que van envejeciendo en los espejos que se empañan y de sufridas agonías anónimas que duran hasta el alba y de la telaraña de la lluvia sobre negros jardines.
La patria, amigos, es un acto perpetuo como el perpetuo mundo. (Si el Eterno Espectador dejara de soñarnos un solo instante, nos fulminaría, blanco y brusco relámpago, Su olvido.)
Nadie es la patria, pero todos debemos ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban, argentinos, de ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa.
Somos el porvenir de esos varones, la justificación de aquellos muertos; nuestro deber es la gloriosa carga que a nuestra sombra legan esas sombras que debemos salvar.
Nadie es la patria, pero todos lo somos.
Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante, ese límpido fuego misterioso.

Jorge Luis Borges

09 mayo 2010

Mensajes en las redes sociales

Gino Severini


Las redes sociales de hoy exigen brevedad y rapidez en los mensajes que muchas veces se miden por palabras y hasta por caracteres. ¿Qué criterios gobiernan esos contactos entre personas que se conocen poco o mucho y que viven en lugares cercanos o remotos? ¿Qué cuestiones se privilegian y qué se descartan en esos mensajes? ¿Se trata de poner a prueba la capacidad humana para contar cosas con pocas palabras? ¿Es otra manifestación del minimalismo? ¿Es un revival de los telegramas?

Otra cuestión que subyace en el planteo es que hay una tendencia a fomentar y legitimar el lenguaje propio del chat y del SMS donde no se profundizan ni se despliegan pensamientos frondosos ni estados del alma. ¡Nada de espacios de café al estilo argentino donde se fondean diálogos y charlas de los más diversos temas cotidianos y existenciales! ¡Nada de expansión espiritual ni de comunicación intersubjetiva que comprometa ideas, sentimientos y emociones!

Si bien estoy de acuerdo con la coexistencia de distintos códigos y formas de lenguaje en la vida real, no es una cuestión menor tener en claro que cada contexto de uso (familiar, de amigos, académico, técnico-laboral...) requiere el despliegue de parámetros adecuados y pertinentes. Este criterio es el que se privilegia cuando se plantea a los estudiantes que recién ingresan a la universidad, que tendrán que incorporar y fortalecer competencias lingüísticas y comunicativas orales y escritas imprescindibles para la vida académica.

Inmersos en las redes sociales-virtuales: ¿Seríamos capaces de contar y relatar de manera breve y estupenda quiénes somos y qué cosas nos identifican como personas en el mundo, tal como lo hace el escritor polaco Adam Zagajewski en este poema?

Autorretrato Adam Zagajewski

Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.
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