Un espacio abierto para compartir ideas y reflexiones sobre cuestiones educativas de nuestro tiempo. “Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro". Confucio
25 octubre 2010
Homenaje a Miguel Hernández
Nos acercamos al centenario del nacimiento de un gran poeta comprometido con su tiempo: Miguel Hernández quien había nacido el 30 de octubre de 1910 en Orihuela, un pequeño pueblo español. Se dedicó a la poesía surcada por escenas de la vida cotidiana y por el dolor ante las injusticias y el hambre de su pueblo, adhiriendo a la causa republicana que le costó la cárcel. De la mano de Joan Manuel Serrat conocimos gran parte de su poesía que Nano revistió de música sutil y profunda para llevarla a todo el mundo.
Recordamos hoy a Miguel Hernández con un fragmento de su obra titulada "Llamo a los poetas" en el que hace una convocatoria a sus amigos poetas (nombra, entre otros, a Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, Rafael Alberti, Antonio Machado, León Felipe) para que se acerquen a la realidad que duele y angustia dejando los territorios seguros y abstractos que soslayan los sentimientos y sufrimientos de la gente.
Hablemos del trabajo, del amor sobre todo,
donde la telaraña y el alacrán no habitan.
Hoy quiero abandonarme tratando con vosotros
de la buena semilla de la tierra.
Dejemos el museo, la biblioteca, el aula
sin emoción, sin tierra, glacial, para otro tiempo.
Ya sé que en esos sitios tiritará mañana
mi corazón helado en varios tomos.
Quitémonos el pavo real y suficiente,
la palabra con toga, la pantera de acechos.
Vamos a hablar del día, de la emoción del día.
Abandonemos la solemnidad.
Así: sin esa barba postiza, ni esa cita
que la insolencia pone bajo nuestra nariz,
hablaremos unidos, comprendidos, sentados,
de las cosas del mundo frente al hombre.
Así descenderemos de nuestro pedestal,
de nuestra pobre estatua. Y a cantar entraremos
a una bodega, a un pecho, o al fondo de la tierra,
sin el brillo del lente polvoriento.
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12 octubre 2010
¡Salud, pueblos originarios de América!
Aunque el 12 de octubre continúa siendo una fecha marcada especialmente en el calendario, en la que se recuerda la llegada de Colón a tierras del continente americano, su sentido poco tiene que ver con la idea de "descubrimiento" ya que ésta da cuenta de un restringido y acotado punto de vista, precisamente el del hombre conquistador y luego colonizador de los pueblos, de su cultura y su territorio.
Para superar esa interpretación parcial y reducida de la historia que tanto persistió y persiste, el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, a partir del año 1994 estableció el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, que se celebra el 9 de agosto.
¿Sabían que viven alrededor de 370 millones de indígenas en todo el mundo? ¿Sabían que esa cifra se reparte en 90 países?
Diego Rivera
En Argentina viven 26 pueblos originarios, entre los que están los mapuches, kollas, mocovíes, pilagás, tobas, wichis, guaraníes, huarpes, diaguitas-calchaquíes... Dentro de nuestra población se estima que más de 600.329 son descendientes directos de diferentes pueblos originarios esparcidos en todo nuestro territorio, después del cruento desalojo y despiadada persecución que sufrieron por parte de proyectos políticos también colonizadores.
¡¡Solidaridad y justicia para los pueblos originarios y su cultura!!
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03 octubre 2010
Siempre el libro
Todos coincidimos en que una plena democracia debe garantizar los derechos de los ciudadanos y ciudadanas para su crecimiento y desarrollo personal y social, de manera tal que se cubran sus necesidades básicas relacionadas con la alimentación, la vivienda, la salud y la educación.
A propósito de la importancia de la educación y del acceso a los bienes culturales para todo el pueblo, hay un texto del gran escritor granadino Federico García Lorca que reivindica el valor del libro como fuente que permite expandir la mente, ampliar horizontes, acrecentar el bagaje de información y conocimientos en torno a la cultura, la ciencia y la literatura, estimular la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico, participar de la vida democrática, entre tantas funciones valiosas.
¡Y gracias a Marcela Alonso quien me envió esta estupenda y siempre actual alocución de García Lorca que hoy quiero compartir con ustedes!!
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre.
Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento.
Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’.
Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".
A propósito de la importancia de la educación y del acceso a los bienes culturales para todo el pueblo, hay un texto del gran escritor granadino Federico García Lorca que reivindica el valor del libro como fuente que permite expandir la mente, ampliar horizontes, acrecentar el bagaje de información y conocimientos en torno a la cultura, la ciencia y la literatura, estimular la curiosidad, la creatividad y el pensamiento crítico, participar de la vida democrática, entre tantas funciones valiosas.
¡Y gracias a Marcela Alonso quien me envió esta estupenda y siempre actual alocución de García Lorca que hoy quiero compartir con ustedes!!
Medio pan y un libro. Mensaje de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Setiembre 1931.
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía
Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía
Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre.
Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.
Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento.
Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’.
Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".
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