A partir del relato de la presentación surgió un interesante comentario de Graciela acerca de la importancia de la comunicación "cara a cara" - en tiempo y espacio- en el campo de la educación.
El tema sugiere un debate sobre las posibilidades, los más y los menos, de la comunicación a través de las TIC, dentro del cual se instalan cuestiones de este tipo: ¿Los diálogos e intercambios telemáticos tienden a acrecentar los contactos entre personas y grupos con la amenaza de perder intersubjetividad? ¿Se pierde o se dispersa el significado y la riqueza de matices y tonos del lenguaje no verbal? ¿Qué tipo de vínculos se están configurando con los nuevos recursos? ¿Qué nuevas formas de socialización se están generando hoy en la cultura digital?
Sin lugar a dudas en esta problemática de nuestro tiempo están implicadas múltiples y complejas variables y condiciones socioculturales, políticas, económicas y científico-tecnológicas, por lo cual vamos a desestimar caer en determinismos tecnológicos que atribuyen la pérdida de subjetividad y de hondura comunicativa al mero uso de las nuevas herramientas.
Entre los axiomas de Paul Watzlawick ("Teoría de la comunicación humana") recordamos aquel que expresa que nos comunicamos en forma analógica y digital, abarcando en la primera todos los mensajes de tipo no verbal que sustentan y caracterizan en gran medida los intercambios e interacciones entre personas: los gestos, ademanes, gritos, sonrisas y llantos, movimientos corporales, tonos de voz...
Son códigos de comunicación que seguramente prevalecieron en las primitivas civilizaciones. Desde esa línea retomamos el estupendo texto de Eduardo Galeano que en una lograda metáfora recrea el origen y desarrollo de nuestra especie a través del lenguaje en sus diferentes vertientes:
Palabras, de Eduardo Galeano
Hace unos 15 millones de años, según dicen los entendidos, un huevo incandescente estalló en medio de la nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos.
Hace unos 4 mil o 4 mil 500 millones de años, años más años menos, la primera célula bebió el caldo del mar, y le gustó, y se duplicó para tener a quien convidar el trago.
Hace unos dos millones de años, la mujer y el hombre, casi monos, se irguieron sobre sus patas y alzaron los brazos y se entraron, y por primera vez tuvieron la alegría y el pánico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso.
Hace unos 450 mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego, que los ayudó a defenderse del invierno.
Hace unos 300 mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras y creyeron que podían entenderse.
Y en eso estamos, todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabras....
Instalados en el tema de los aprendizajes que se sustentan en el uso de las TIC, una pregunta que surge es qué aspectos de la comunicación se pierden cuando no tenemos registro vívido de los sentimientos, pensamientos, cavilaciones, emociones del otro porque solamente nos llega su palabra escrita, su voz o su imagen a través de la cámara digital. Un correo electrónico, un foro, una videoconferencia o un blog son vías eficaces pero quizás insuficientes para lograr capturar y comunicar las situaciones emocionales, motivacionales y cognitivas de los actores.
Y aunque tengamos un formidable universo de palabras en nuestro idioma, nos faltan palabras para expresar situaciones anudadas por fuertes y dispares sentimientos y emociones que nos pasan en la vida. Así lo dice el poeta argentino Roberto Juárroz:
No tenemos un lenguaje para los finales,
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables...
Otra pregunta relevante que nos planteamos es: ¿El diálogo y la conversación “cara a cara” entre profesor y estudiantes, y estudiantes entre sí, son imprescindibles tanto para la socialización de chicos en el nivel primario, como para lograr el intercambio sociocognitivo e intersubjetivo de alumnos de otros niveles educativos?
Si entendemos que el enseñar y el aprender son procesos sociales y seguimos los estudios de autores como Lemke (1997), Mercer y Coll (1994), que sostienen que el lenguaje es un instrumento mediador de los aprendizajes que posibilita que el estudiante transite y avance desde un lenguaje cotidiano y coloquial a uno de carácter científico: ¿Es posible registrar y valorar en todos sus alcances ese proceso de construcción utilizando básicamente tecnologías de la comunicación?
¿Podemos prescindir total o parcialmente de los encuentros entre profesores y estudiantes, y estudiantes entre sí, para aprender y enseñar ciencias y todo tipo de contenidos?
¿Cómo podemos favorecer y consolidar el aprendizaje del hablar científico si no es en contextos de debate, discusión e intercambio entre pares y especialistas?
¿Existen formas convalidadas de reemplazo de la interacción discursiva científica propia del aula, dentro de la cual reconocemos que el profesor ejerce un rol mediador decisivo para alentar y generar debates, narraciones, argumentaciones con el uso apropiado del lenguaje científico?
¿Qué estudios hoy avalan la sustitución pertinente y significativa de la interacción presencial por otra sustentada en las TIC?
Desde una perspectiva constructivista, Pozo Municio ("Aprendices y maestros") señala que: "El aprendizaje como práctica cultural se produce en contextos de interacción, cuyas características afectan seriamente la eficacia de los resultados obtenidos.”..."esos procesos de interacción social deben considerarse más como condiciones, necesarias o facilitadoras, del aprendizaje que como motores del mismo..."
En esos contextos de interacción y de intercambio cada sujeto necesita del otro para expresar, re-elaborar y consolidar los significados alcanzados con su esfuerzo personal y para participar de los debates donde la divergencia de pensamientos y experiencias suscitan conflictos sociocognitivos interesantes para la resolución.
Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tienen tacto.
Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia.
Mario Benedetti