22 noviembre 2009

Flexibilidad y cambio educativo



En nuestro país se está gestando una nueva educación secundaria en la que habrán de sintetizarse respuestas para las complejas situaciones de ese nivel en el que confluyen necesidades de los sujetos y demandas y requerimientos socio-culturales diversos.

Se ha puesto en el debate el tema de la flexibilidad lo que implica preguntarse qué entendemos por ella, qué implicancias tiene y qué objetivos y propósitos persigue en un escenario donde desde años se vienen modificando ciertas normas establecidas dando lugar a cambios en los roles de los actores, en la organización pedagógica y didáctica, en la evaluación, pero sin lograr respuestas satisfactorias a nivel de aprendizajes y sin aumentar el índice de retención y de egresados.

Más aún, algunos autores refieren a una situación incierta y confusa en la que parece que se da un pacto implícito entre docentes y alumnos donde la norma es "hacer como que se enseña" y "hacer como que se aprende".

Desde ese lugar, se flexibilizan las pautas y criterios de trabajo académico, no hay configuraciones didácticas claras, las clases resultan poco estructuradas con tareas que tienden a repetirse, y el curriculum "oculto" ocupa un espacio más que considerable…


Nos preguntamos:
Esos cambios ¿diluyen el encuentro pedagógico, la interacción socio-cognitiva alrededor de los contenidos y la construcción de saberes?

¿Cuál es el lugar de la negociación real entre docentes y alumnos para construir y consensuar normas más democráticas y acuerdos académicos e institucionales?

¿Cómo se pueden superar las tensiones disciplinares y vigilantes sin que el docente renuncie a su rol, sin que se aleje de su función específica y de lo establecido institucionalmente?

¿Qué criterios y objetivos deben primar: los resultados, la calidad, la inclusión, los procesos formativos?
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