14 febrero 2011

Mensajes y metamensajes: las comunicaciones en foco


En la vida cotidiana, desde el mismo momento en que nos instalamos en este mundo, somos productores y receptores de mensajes y metamensajes expresados en palabras y a través del lenguaje no verbal: gestos, miradas, tonos de voz, poses corporales...

Distinguir y reconocer el sentido del mensaje y el significado del metamensaje que acompaña a lo que se dice, es algo que nos permite mejorar la comunicación y la relación entre personas en cualquier ámbito de la vida.

La socio-lingüista Deborah Tannen de la Universidad de Georgetown, autora de conocidos libros sobre la comunicación hombre/mujer como "Yo no quise decir eso" o "¡Tú no me entiendes", sostiene que nuestros problemas de comunicación no provienen sólo de lo que decimos sino, en gran parte, de cómo lo decimos, en donde el volumen, la rapidez, la ironía, la forma directa o indirecta, juegan un papel importante que refuerza, niega o anula lo dicho.

Por eso es bueno, distinguir entre mensaje y "metamensaje".
Hablamos de mensaje para reconocer lo que se dice con palabras y frases. Mientras que el metamensaje es el significado que nos llega por otras vías que no son las palabras: el tono de voz, la mirada, los gestos...

Metacomunicarse implica, entonces, poder entender lo que se nos dice más allá de las palabras, donde entra a jugar la interpretación individual y el deseo de entender al otro.

¿Se imaginan cuántos malentendidos y conflictos podrían evitarse si somos capaces de entender al otro, escuchándolo y dejando de lado prejuicios, estereotipos y preconceptos?



Diego Rivera
En el ámbito de la educación, en el que la comunicación entre los actores es piedra fundamental para la construcción de conocimientos y de valores, apelamos también a que los profesores reflexionen sobre sus modos y estrategias de relación y de comunicación con los estudiantes, analizando qué es lo que manifiestan a través de la palabra y qué otras cosas están expresando tácitamente, más allá del mensaje verbal, a través del tono de voz, de los gestos, de las miradas, del lenguaje corporal...

Los discursos llamados indirectos o solapados podrán ser objeto de análisis y a partir de ahí generar comunicaciones educativas más genuinas, transparentes y críticas que tengan al diálogo como base de entendimiento y comprensión. Aunque hoy la tendencia consista en la comunicación virtual a través de móviles, redes sociales, mails, blogs... el diálogo que busca compartir, entenderse y reconocerse, debería seguir teniendo prioridad.
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