03 septiembre 2011

¿Quién soy y cómo me presento?





Antonio Berni






Muchas veces la vida social y laboral nos plantea demandas y respuestas formateadas, estereotipadas y estandarizadas que, a fuerza de repetición y de adaptación, omiten y recortan dimensiones personales, sentimientos, emociones y experiencias que quedan ocultas a la espera de ver la luz y de poder hablar de nosotros mismos sin condicionamientos.




Un caso típico es el relato de nuestro curriculum vitae en donde mostramos algo de nosotros mismos y, a la vez, ocultamos la riqueza multifacética de nuestro mundo.


Escribiendo el curriculum Wislawa Szymborska

¿Qué hay que hacer?
Escribir la solicitud
y anexar el curriculum.

Sin importar lo largo
de la vida, el curriculum
ha de ser breve.

Rige la consistencia
y elegir bien los hechos.

Cambiar paisajes
por direcciones
y recuerdos borrosos
por fechas fijas.

De todos los amores
sólo el del matrimonio,
y de los hijos
nada más los nacidos.

Importa más
quién te conoce
y no a quién
has conocido.

De tantos viajes, sólo
los internacionales.
Pertenecer a algo
y no: ¿por qué?

Menciones honoríficas
sin su razón.

Escribe como si nunca
hubieras hablado contigo.
Y pasaras de largo.
No hables de perros, gatos, pájaros.
Arrumba los recuerdos,
los amigos, los sueños.

Más sobre el precio,
menos sobre el valor.
Mejor el título
que el contenido.
Mejor la talla de tus zapatos.
que a dónde llevan.
A quién se supone que eres.

Anexar una foto,
la oreja descubierta:
lo que importa es su forma,
no lo que oye.
¿Y qué es lo que se oye?
El estruendo de la trituradora
que destruye expedientes.

(Hombres sobre el puente, 1986)
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