19 diciembre 2011

Entornos virtuales de aprendizaje en la mira




Emilio Hidalgo





Los entornos virtuales de aprendizaje plasmados en las plataformas y en los campus de software libre y gratuito o pago, se han extendido en los últimos años, sobre todo en la educación superior.




Fueron furor y su implementación tenía el sabor de la innovación en materia educativa puesta al servicio de la igualdad de oportunidades, además de representar un salto cualitativo en la educación a distancia ya que reúnen un conjunto de herramientas que favorecen la comunicación entre docentes y estudiantes, y estudiantes entre sí, y que permiten el acceso a recursos multimediales y a numerosas fuentes bibliográficas para construir el conocimiento.



Pero... ¿Qué sabemos acerca de los resultados obtenidos en procesos educativos realizados en entornos virtuales? ¿Qué beneficios e impactos se han logrado en la formación de los alumnos? ¿Se utiliza el enorme potencial que tienen las plataformas como espacios de comunicación, interacción y construcción compartida de conocimientos y proyectos? ¿Las herramientas de comunicación uno a uno, uno a muchos, y muchos a muchos, se emplean para generar procesos multidireccionales y significativos con amplia participación?



Algunos estudios evidencian que la mayoría de las experiencias ha depositado la innovación en el mero uso del campus como repositorio de los materiales digitales de aprendizaje y de las guías de estudio, minimizando los espacios colectivos de comunicación e interacción que, por lo general, quedan librados a la iniciativa o motivación del alumno.



Nos preguntamos: ¿Qué factores han llevado a la subutilización de los entornos virtuales en términos de auténticas comunidades de enseñanza y de aprendizaje? ¿Escasa capacitación docente para enseñar en la sociedad en red y en la cibercultura? ¿Escasa dedicación horaria del docente de modo tal que le permita cumplir con las tareas de acompañamiento, apoyo y orientación del alumno que estudia a distancia?



¿O el problema reside en la reiteración de modelos de enseñanza que no promueven el diálogo, el debate, la indagación, el pensamiento reflexivo y el aprendizaje colaborativo?



Si éste fuera el caso, estaríamos frente a un gran desafío ya que el uso de las tecnologías en la educación ocultaría una cuestión de fondo relacionada con la repetición de enfoques y estrategias que no favorecen el aprendizaje significativo, reflexivo y comprensivo.



Desde ese lugar, pensamos que de nada sirven las tecnologías aplicadas a la educación si no se plantean dentro de un marco político, ético, social y cultural que dé cuenta de los fines y objetivos que hoy requiere la formación plena de ciudadanas y ciudadanos. Se trata de repensar para qué y cómo enseñamos en una sociedad en constante transformación.


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08 diciembre 2011

Educación e instrucción en tiempos revueltos


Zygmunt Bauman ha encontrado una estupenda y metafórica forma de definir a la sociedad y a los tiempos actuales: son líquidos porque son inestables, efímeros, en permanente transición, con valores, símbolos, íconos y subjetividades que van mutando y transformándose como nunca antes se había dado. 
Y en este debate sobre los valores socio-culturales, quiero compartir una reflexión del notable escritor José Saramago sobre el sentido de la educación y de la instrucción y del rol de la familia en la sociedad contemporánea:

Educación e instrucción según José Saramago
Una cosa es instrucción y otra cosa es educación. Educar es una actividad que siempre se la relaciona con la escuela, pero no es así. Mis padres, mis abuelos, eran analfabetos y me han educado, esa educación se basa en los valores, en la solidaridad. Es un error confundir educación con instrucción, porque los analfabetos no pueden instruir, pero sí educar. Existe una idea equivocada acerca de que la escuela es la única que puede educar y en realidad no tiene condiciones ni vocación ni tiempo para hacerlo. Educar es cosa de la familia y de la sociedad. Pensar que es la escuela la que tiene que educar a los estudiantes es precisamente una de las grandes equivocaciones de nuestra sociedad y causa de la crisis en que se halla la familia. La familia debe educar porque forma parte de la sociedad, mientras que la escuela es un paraíso lejano a la vida real. Sin embargo, una escuela de calidad es la que crea felicidad a su alrededor, ya que una educación incapaz de hacer a los niños y a los individuos felices es una educación equivocada. Los maestros son unos auténticos héroes, incluso agredidos físicamente por los alumnos, víctimas de una evidente falta de respeto, sobre quienes la familia, hoy definitivamente en crisis, lanza los problemas que no es capaz de resolver.
(publicado en Diario de Cuyo)
 
 
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