08 diciembre 2011

Educación e instrucción en tiempos revueltos


Zygmunt Bauman ha encontrado una estupenda y metafórica forma de definir a la sociedad y a los tiempos actuales: son líquidos porque son inestables, efímeros, en permanente transición, con valores, símbolos, íconos y subjetividades que van mutando y transformándose como nunca antes se había dado. 
Y en este debate sobre los valores socio-culturales, quiero compartir una reflexión del notable escritor José Saramago sobre el sentido de la educación y de la instrucción y del rol de la familia en la sociedad contemporánea:

Educación e instrucción según José Saramago
Una cosa es instrucción y otra cosa es educación. Educar es una actividad que siempre se la relaciona con la escuela, pero no es así. Mis padres, mis abuelos, eran analfabetos y me han educado, esa educación se basa en los valores, en la solidaridad. Es un error confundir educación con instrucción, porque los analfabetos no pueden instruir, pero sí educar. Existe una idea equivocada acerca de que la escuela es la única que puede educar y en realidad no tiene condiciones ni vocación ni tiempo para hacerlo. Educar es cosa de la familia y de la sociedad. Pensar que es la escuela la que tiene que educar a los estudiantes es precisamente una de las grandes equivocaciones de nuestra sociedad y causa de la crisis en que se halla la familia. La familia debe educar porque forma parte de la sociedad, mientras que la escuela es un paraíso lejano a la vida real. Sin embargo, una escuela de calidad es la que crea felicidad a su alrededor, ya que una educación incapaz de hacer a los niños y a los individuos felices es una educación equivocada. Los maestros son unos auténticos héroes, incluso agredidos físicamente por los alumnos, víctimas de una evidente falta de respeto, sobre quienes la familia, hoy definitivamente en crisis, lanza los problemas que no es capaz de resolver.
(publicado en Diario de Cuyo)
 
 
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