Desde una perspectiva filosófica anclada en el contexto de las consecuencias humanas en tiempos de globalización, Zygmunt Bauman plantea la idea de que todos estamos de viaje y en ese periplo vital se ponen en juego, con distintos matices y tonos, miedos, angustias, incertidumbre, estrategias, sueños e ilusiones.
“Una
cosa que está fuera del alcance incluso de los más experimentados y lúcidos
maestros del arte de la elección es la sociedad en la cual se nace; por eso,
nos guste o no, todos estamos de viaje. Además, nadie nos ha preguntado sobre
nuestras preferencias.
Arrojados a un mar
vasto sin cartas de navegación y con todas las boyas hundidas y apenas
visibles, nos quedan apenas dos opciones: podemos sentir júbilo ante la
imponente vista de nuevos descubrimientos... o podemos temblar de miedo de
ahogarnos. Una opción nada realista es buscar refugio en un puerto seguro; se
puede afirmar, sin temor a equivocarse, que el refugio de hoy no tardará en
convertirse en un moderno parque de diversiones o un populoso club náutico. Descartada
la tercera opción, la elección entre las otras dos -o la aceptación de la que a
uno le toque en suerte- dependerá en buena medida de la calidad del barco y las
destrezas náuticas de los marineros. Cuanto más fuerte es la nave, menor es el
temor a las mareas y tempestades. Sin embargo, no todos los barcos están en
condiciones de navegar, y cuanto mayor es la extensión de navegación libre, más
se polariza la suerte de los marineros y mayor es el abismo entre los polos. Una
travesía placentera para un yate bien equipado puede ser una trampa peligrosa
para un bote remendado. En última instancia, la diferencia entre ambos es la
que existe entre la vida y la muerte.” (1999: 113)
Zygmunt
Bauman, “Turistas y vagabundos”, en La globalización. Consecuencias humanas.
Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1999.