22 diciembre 2014

Tiempo de re-encuentros


Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.                    Julio Cortázar




Marina Anaya


14 diciembre 2014

Tendencias en la cultura digital: ¿Programar o ser programados?

Douglas Rushkoff, académico de la Universidad de Nueva York, publicó en 2010 el libro Programar o ser programado, los 10 principios para la Era Digital (título original: Program or be Programmed: Ten Commands for a Digital Age), el cual alimenta un debate acerca de la oportunidad o necesidad de promover el aprendizaje de la programación informática para que todos todos los ciudadanos tengan conocimientos y habilidades sobre los sistemas  y lenguajes que permiten la creación y diseño de tecnologías. Esta cuestión ya fue resuelta en varios países que han decidido incluir la programación en los diseños curriculares de la educación secundaria. 

Claro que aún debemos esperar para conocer logros, dificultades, retos y demandas de esta experiencia incipiente en países como Finlandia, Israel, Reino Unido, Estonia, y ciudades como la Comunidad de Madrid.

Mientras tanto, queremos compartir los diez pasos o mandamientos para la era digital que formula Rushkoff para participar de modo reflexivo en la cibercultura, sin resignar nuestra formación, nuestro entorno social y nuestros valores y sueños.

1- Tiempo: No estés siempre "en línea".
El sistema nervioso de una persona existe en el tiempo presente. Vivimos en un continuo ahora y el tiempo siempre está pasando para nosotros. Las tecnologías digitales no existen en el tiempo. Al unir nuestros cuerpos y mentes basados en el tiempo a tecnologías que en sí tienden a ir contra el tiempo, terminamos separándonos de los ritmos, los ciclos, y la continuidad, de los cuales dependemos para vivir de modo coherente.

2- Lugar: Vive en persona
Las redes digitales son tecnologías descentralizadas. Trabajan desde lo lejos intercambiando intimidad por distancia. Esto los hace extraordinariamente adaptables para comunicarnos y realizar actividades a larga distancia, pero pésimas para involucrarnos con lo que está, o quien está, justo enfrente de nosotros. Al utilizar una tecnología deslocalizada para conectarnos localmente, perdemos nuestro sentido del espacio así como las ventajas que nos ofrece el ser locales.

3. Elección: No siempre tendrás que elegir alguna de las opciones que se ofrecen en la red
En la cultura digital todo se convierte en una elección. El medio tiende a lo discreto y esto deja fuera cosas que no hemos elegido notar o registrar y te obliga a elegir entre diversas opciones cuando en realidad no tendrías por qué estar eligiendo algo.

4. Complejidad: Las tecnologías tienden a reducir la complejidad de la realidad
A pesar de que nos han permitido trabajar con ciertas clases de complejidad nuestras herramientas digitales sobre-simplifican las problemáticas matizadas. Orientadas en contra de la contradicción y el compromiso, nuestros medios digitales tienen a polarizarnos en bandos incapaces de reconocer valores compartidos o de relacionarnos con algo paradójico. En la red generamos respuestas a través de simples búsquedas en lugar de sumergirnos en la investigación y en el seguimiento de líneas de lógica. No nos damos cuenta que las tecnologías digitales están modelando nuestra realidad pero no sustituyéndola, y confundimos sus límites sobre-simplificados con la forma en que las cosas tendrían que ser. Al hacer conciencia sobre la tendencia de estas tecnologías de reducir la complejidad, recobramos la habilidad para concebir sus simulaciones como modelos inmersos en una aspiradora y no como postulados definitivos del mundo.

5. Dimensiona: Un mismo tamaño no le queda a todos
En la red todo se hace por escala, o al menos eso debería. Las tecnologías digitales están orientadas a la abstracción, trayendo todo al mismo nivel universal. Personas, ideas, y negocios que no funcionan a ese nivel están en desventaja, mientras que aquellas que tienden a altos niveles de abstracción son las dominantes. Al recordar que un tamaño no le cabe a todos podemos preservar propiedades y actividades locales.

6. Identidad: Ser uno mismo
Nuestras experiencias digitales son extra-corporales. Esto nos conduce a un comportamiento impersonal en un entorno en donde nuestra identidad puede ser una desventaja. Pero entre más nos ligamos a otros anónimamente, menos experimentamos las consecuencias humanas de lo que decimos y hacemos. Al resistirnos a interactuar desde la comodidad del anonimato, nos mantenemos responsables y presentes lo cual hace mucho más probable el que podamos llevar nuestra humanidad al reino digital.

7. Social: No vendas a tus amigos
No obstante sus tendencias deshumanizantes, los medios digitales están orientados a lo social. En la actual co-evolución entre personas y tecnologías, las herramientas que nos conectan florecen y las que no, pronto aprenderán a hacerlo. Debemos recordar que la orientación de los medios digitales consiste en conectarnos con otras personas y no con sus contenidos y, mucho menos, con su dinero. De lo contrario corremos el riesgo de privarnos a nosotros mismos del  mayor regalo que las tecnologías digitales nos pueden regalar a cambio de haberlas creado.

8. Hecho: Di la verdad
La red es como una pócima de la verdad: publica algo falso en-línea y eventualmente emergerá como una mentira. La tecnología digital está orientada en contra de la ficción y hacia los hechos, en contra de las historias y a favor de la realidad, esto quiere decir que la única opción para aquellos que se comunican en este espacio es decir la verdad.

9- Apertura: Comparte, no robes
Las redes digitales están construidas con el propósito de compartir recursos. Por esta razón la tecnología digital está orientada a favor de la apertura y del compartir. Pero como no estamos acostumbrados a operar en un mundo con estas tendencias, con frecuencia explotamos la apertura de los demás o terminamos siendo explotados nosotros mismos. Al aprender la diferencia entre compartir y robar podemos promover la apertura sin sucumbir al egoísmo.

10- Propósito: Programa o sé programado

La tecnología digital está programada. Esto la inclina hacia aquellos que tienen la capacidad de escribir el código. En la era digital debemos aprender a hacer el software o corremos el riesgo de convertirnos en él. No es demasiado difícil o tarde aprender el código que está detrás de las cosas que usamos –o al menos entender que existe código detrás de nuestras interfases. De otra manera estamos a merced de aquellos que programan, de la gente que les paga o, incluso, de la propia tecnología.

Adaptación del texto de Javier Barros del Villar, disponible en:

02 diciembre 2014

Los vaivenes de las tendencias tecnológicas: ¿qué pasa con el modelo 1 a 1?

Hace unos meses encontré una serie de artículos en donde se anticipaba el fin del modelo 1 a 1 que fue promovido por el movimiento One Laptop Per Child (OLPC) con disímiles resultados en países de todo el mundo. Más aún: en marzo de 2014 esa organización publicó una nota contundente e inequívoca: Adiós a una laptop por chico, que se puede leer enhttp://www.olpcnews.com/about_olpc_news/goodbye_one_laptop_per_child.html

En Argentina el programa Conectar Igualdad (http://www.conectarigualdad.gob.ar/puso en marcha el modelo 1 a 1 desde el 2010 con la entrega de netbooks a estudiantes y profesores de la escuela secundaria, de Institutos de Formación Docente y de escuelas especiales. 

En ese contexto, la política pública en torno a la inclusión digital planteó de modo claro los sentidos políticos, sociales y pedagógicos del modelo y para ello implementó un conjunto de iniciativas que acompañaron la entrega de los dispositivos portátiles: formación y capacitación docente, investigaciones sobre prácticas reales en la enseñanza de asignaturas de la educación secundaria, promoción de software específico...

No obstante, alejados del determinismo tecnológico (que en muchos casos se identifica con un optimismo excesivo), sabemos que la integración pedagógica de tecnologías exige un largo camino de nuevas alfabetizaciones, una inmersión prolongada para realizar prácticas y construir sentidos sobre las acciones realizadas, un trabajo colectivo institucional que garantice amplia participación con reflexión, sinergia y colaboración interdisciplinaria. 

Confiamos en que el camino iniciado tenga continuidad y profundidad para que el mejoramiento de las prácticas de enseñar y de aprender se haga realidad en conjunción con la formación de ciudadanos responsables y activos para vivir en la sociedad red.