A partir de la idea de que la era
de la universidad creativa (Michael
Peters and Tina Beasley) está en su etapa inicial, el académico Ronald Barnett de la Universidad de Londres, expresa la importancia del tema al sostener que hay estructuras
profundas que están operando en la universidad y que están directamente
involucradas en la creatividad. Este escenario abre dos lecturas posibles, una
pesimista y una optimista. La primera remite a una visión en donde los horizontes
de la universidad se están cerrando y las posibilidades de la creatividad
disminuyen (pérdida de la universalidad, vinculado con el “aquí y ahora” en la
era mercantilizada; el tiempo se acorta y acelera, por ello el espacio para la creatividad
va decreciendo). La mirada optimista se apoya en los tiempos de la
globalización, de la economía digital, en una época en la que hay porosidad
entre la universidad y su ambiente circundante, el espacio y el estímulo para
la creatividad se amplía, y sostiene que los horizontes se expanden, aparecen
nuevas dimensiones y emergen nuevos reclamos.
Barnett explicita cinco niveles implicados
en una universidad creativa entendiendo que todos ellos deberían desarrollarse
de modo simultáneo para pensar que la institución está en camino de su logro.
Esos niveles son:
1. Creatividad epistémica que implica investigación (por ejemplo,
nuevas actividades de investigación, nuevos centros de investigación), generación
de conocimiento (creatividad en las ideas y hallazgos que emergen como
resultado de investigaciones realizadas en la universidad), amplia actividad
académica (por ejemplo, seminarios y conferencias que funcionan como foros para
impulsar la creatividad en determinados tópicos), nuevas modalidades de
investigación; y de conocimiento en sí mismo.
2. Creatividad pedagógica se entiende no sólo como una cuestión de
desarrollo tecnológico sino que también está implicada en las relaciones
pedagógicas, en la autonomía alcanzada por los estudiantes, en los espacios de
aprendizaje, y en los objetivos del curriculum, entre otras.
3. Aprendizaje creativo que se articula con la creatividad pedagógica,
pero involucra específicamente la creatividad de los estudiantes y la
realización de sus aprendizajes.
4. Ambiente creativo que se manifiesta a través de las formas en las
que la universidad interactúa con su contexto ampliado, por ejemplo, en sus
actividades internacionales y transnacionales, conexiones con las esferas
profesionales y empresariales y en los modos en los que se articula con la
comunidad.
5. Creatividad reflexiva supone el desarrollo de la capacidad de entenderse
a sí misma que despliega la universidad y que se puede evidenciar por ejemplo,
en la formación de evidencia empírica sobre sí misma y en su desarrollo basado
en políticas y estrategias, en la crítica a sus propias actividades, en su
apertura a una amplia discusión sobre sus posibilidades futuras.
Para Barnett el quinto nivel es
el más complejo y resulta fundamental porque puede engendrar los otros niveles
de creatividad. Entre las condiciones necesarias para favorecer la construcción
de una universidad creativa se mencionan: la apertura cognitiva y de
pensamiento; límites débiles entre las disciplinas y los departamentos, y entre
la universidad y el exterior a ella (intercambios intelectuales/aperturas
comunicativas); amplitud conceptual que depende de la amplitud de trabajo (por ejemplo:
las implicancias de la carga de trabajo y la gestión del rendimiento); ethos de
confianza (por ejemplo, la confianza en los académicos y sus producciones); autocrítica
institucional; buena predisposición y convivencia (mutuo reconocimiento).
Asimismo este académico se
plantea una pregunta que se torna inevitable en estos tiempos: ¿Y qué hay sobre
la tecnología? En tal sentido, considera que no hay creatividad tecnológica por
ejemplo: en el diseño de programas (MOOCs), en los acuerdos de aprendizaje
(blended learning), en las pedagogías (lecturas interactivas), en investigación
(bases de datos de acceso público), en las funciones administrativas
(vigilancia/monitoreo).
Fuente:
Programa “La Universidad de
Buenos Aires para el Siglo XXI". 29 abril de 2015.