Entre los muchos aspectos y problemas surgidos en el sistema educativo, particularmente en el nivel universitario, como consecuencia de la crisis por la pandemia, encontramos el vinculado con las estrategias, formas e instrumentos de evaluación final de los aprendizajes que garantizaran transparencia, confiabilidad y efectividad del acto evaluativo.
En el debate por las formas más adecuadas y pertinentes, enmarcadas en principios éticos y curriculares, encontramos distintas experiencias como el caso de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), con modalidad virtual, en línea, que se vio obligada a repensar y diseñar un nuevo sistema para adaptar las pruebas presenciales de evaluación final en un entorno virtual. Compartimos a continuación algunos conceptos y estrategias que surgen de una entrevista realizada a Ricard Mateu, director del Área de Tecnología de la UOC (29/07/2020) que resultan muy potentes para resolver los problemas de la evaluación final, haciendo uso de tecnologías sin descuidar los principios académicos, éticos y didácticos que deben sostener los procesos educativos.
Dice Mateu: Tecnológicamente, éste ha sido el reto principal que hemos
tenido en esta etapa de no presencialidad. Parte de la tecnología que se utiliza
para las pruebas tiene diez o quince años de vida y servía para las pruebas
finales virtuales de los estudiantes residentes en el extranjero, pero no
estaba pensada para este gran volumen de exámenes. Cada año teníamos unas 3.000
pruebas finales de estudiantes viviendo en el extranjero y ahora lo teníamos que
multiplicar por diez, hasta las 30.000. El trabajo de arquitectura tecnológica pienso que ha
sido magistral.
Agrega que La tecnología fue un elemento clave sin el cual no se habría
podido hacer todo esto, pero también ha habido un gran trabajo por parte del
profesorado, que ha tenido que cambiar el proceso de evaluación, y del equipo
de Servicios académicos, que ha tenido que hacer una nueva ingeniería del
proceso. Ha sido un gran reto no planificado resuelto en dos meses y medio. Y
eso que hubo problemas añadidos imprevistos.
También surgieron problemas en relación con el sistema de identificación del alumno durante la evaluación en línea y por ello Mateu señala:
Nuestro sistema se basaba en un reconocimiento facial
automático a partir de patrones biométricos que nos daba garantías que quien
hacía la prueba era la persona que teníamos acreditada como estudiante. Pero
las agencias de protección de datos emitieron dictámenes más restrictivos
contra estos sistemas, que invalidaban nuestro sistema y nos forzaban a
replantearlo para, evidentemente, cumplir con la nueva normativa y respetar los
derechos y los datos de nuestros estudiantes.
Para solucionar esa cuestión, optamos por un sistema que sí capta imágenes durante la
prueba, pero no utiliza patrones biométricos ni ningún tipo de reconocimiento
automático de imágenes. Tuvimos que prescindir de la inteligencia artificial y
optar por un modelo más manual, con un equipo de personas que hace una
verificación de la persona que está haciendo la prueba con la imagen del DNI
del estudiante, con el gasto de personal y coordinación que ello conlleva. Fue
todo un reto porque ponía en tensión el mismo diseño de todo el proceso.
Añade que la UOC aplica un sistema de control de plagio a las 30.000 pruebas finales de los cursos y cierra la entrevista diciendo que Tener el 100% de las pruebas en línea es, claramente, un
paso en la dirección de futuro que teníamos que emprender, porque completa
nuestro modelo de universidad digital de extremo a extremo. Hemos acelerado en
tres meses lo que teníamos que hacer los próximos tres años. Hemos avanzado de
manera excepcional por motivos excepcionales, pero hemos marcado nuestra línea
de futuro.
Fuente: https://www.uoc.edu/portal/ca/news/entrevistes/2020/041-ricard-mateu.html