La Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación,
de la UNESCO, ha publicado La educación en un mundo tras la COVID: nueve ideas
para la acción pública  (2020), un
informe en el que se presentan 
nueve  ideas  clave 
para  sortear  la  crisis  de 
la  enfermedad  por 
coronavirus (COVID-19) y sus secuelas, partiendo de la premisa de que no
podemos olvidar los  principios  básicos 
y  los  puntos 
fuertes  con  los 
que  ya  contamos 
al  enfrentarnos  a  una  perturbación 
sin  precedentes  de 
las  economías,  las 
sociedades  y,  especialmente 
para  este  informe, los sistemas de educación”.

 El informe expresa: “Es 
evidente  que  el 
mundo  no  volverá 
a  ser  el 
mismo.  Uno  de 
los  mensajes  más 
rotundos  del informe adjunto es
que nuestra humanidad común necesita la solidaridad mundial. No podemos  aceptar 
los  niveles  de 
desigualdad  que  hemos 
dejado  surgir  en 
el  planeta  que 
compartimos. Es particularmente importante que el mundo apoye a los
países en desarrollo con inversiones en infraestructuras educativas del siglo
XXI, para lo cual será indispensable que 
los  países  desarrollados 
movilicen  recursos  y 
respaldo,  en  particular 
mediante  la  cancelación 
de  la  deuda, 
la  reestructuración  y 
nueva  financiación.  La 
magnitud  de  este 
desafío queda patente en lo que respecta a la brecha digital en África,
ya que, por ejemplo, solo  el  11% 
de  los  alumnos 
de  África  Subsahariana 
tiene  una  computadora 
en  el  hogar 
y  únicamente  el 
18%  acceso  a 
Internet  en  casa, 
frente  a  porcentajes 
mundiales  del  50% 
y  el  57%, 
respectivamente.  
Ya  vemos 
que  las  perturbaciones  ocasionadas 
por  la  pandemia 
están agravando las desigualdades tanto dentro de los países, como entre
ellos. Necesitamos urgentemente inversiones y cambios estructurales para que
los reveses a corto plazo no se conviertan en problemas más grandes y
duraderos. Existe un severo riesgo de que la COVID-19 eche por tierra varios
decenios de progreso, en particular los conseguidos en la lucha contra la
pobreza y el fortalecimiento de la igualdad de género. 
Si bien la pandemia
demuestra que pertenecemos a una humanidad interconectada, las realidades
sociales y económicas hacen que las repercusiones del virus sean dispares e
injustas. La discriminación de género supone que el logro educativo de las
niñas tenga más probabilidades de verse severamente afectado, con el riesgo de
que muchas no vuelvan a la escuela en la etapa posterior a la COVID-19. Como
esto no es algo que debamos aceptar, tenemos que hacer todo lo que esté a
nuestro alcance para evitarlo”.
Documento completo disponible en:
https://unesdoc.uonesco.org/ark:/48223/pf0000373717_spa