18 mayo 2021

Trabajo y tecnología: ¿oportunidad o amenaza?

Los debates actuales sobre la incidencia y difusión de las tecnologías en el mundo del trabajo generan distintas miradas y perspectivas. Se trata de posiciones conjeturales que deberán tamizarse con el desarrollo real de viejos y nuevos oficios, empleos, profesiones en un mundo en plena transformación sustentado en las tecnologías.

En el caso de las tecnologías digitales, un artículo de las Naciones Unidas titulado Influencia de las tecnologías digitales, expresa que Las tecnologías pueden ayudar a que nuestro mundo sea más justo, más pacífico y más equitativo. Los avances digitales pueden apoyar y acelerar el logro de cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, desde el fin de la pobreza extrema hasta la reducción de la mortalidad materna e infantil, la promoción de la agricultura sostenible y el trabajo decente, y el logro de la alfabetización universal. Sin embargo, las tecnologías también pueden amenazar la privacidad, comprometer la seguridad y alimentar la desigualdad. Tienen implicaciones para los derechos humanos y la actividad humana. Al igual que generaciones anteriores, nosotros, gobiernos, empresas e individuos, tenemos que decidir cómo aprovechar y gestionar las nuevas tecnologías.

A lo largo de la historia, las revoluciones tecnológicas han cambiado la fuerza de trabajo: han creado nuevas formas y modelos de trabajo, han dejado obsoletas otras y han conducido a cambios sociales más amplios. Es probable que esta ola de cambios tenga profundas repercusiones. Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo estima que el paso a una economía más ecológica podría crear 24 millones de nuevos puestos de trabajo en todo el mundo para 2030 mediante la adopción de prácticas sostenibles en el sector de la energía, el uso de vehículos eléctricos y el aumento de la eficiencia energética en los edificios actuales y futuros.

Mientras tanto, los informes de grupos como McKinsey sugieren que 800 millones de personas podrían perder sus empleos debido a la automatización de aquí a 2030, mientras que las encuestas revelan que la mayoría de los empleados temen no tener la formación o las habilidades necesarias para conseguir un trabajo bien remunerado.


Hay un amplio acuerdo en cuanto a que la gestión de estas tendencias exigirá que cambiemos nuestro enfoque respecto de la educación, por ejemplo, poniendo más énfasis en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas; enseñando aptitudes interpersonales y resiliencia; y asegurando que la gente pueda volver a capacitarse y adquirir nuevas habilidades a lo largo de su vida. El trabajo no remunerado, por ejemplo, el cuidado de los niños y de los ancianos en el hogar, necesitará más apoyo, sobre todo teniendo en cuenta que, con los cambios en el perfil de edad de las poblaciones mundiales, es probable que aumente la demanda de estas tareas.

En tal sentido, hoy las instituciones educativas cumplen una misión primordial para abrir escenarios innovadores que permitan empoderar a los individuos para actuar en multiplicidad de situaciones, mejorar el bienestar humano y promover los derechos universales. 

Fuente: https://www.un.org/es/un75/impact-digital-technologies