16 enero 2009

El lugar del juego I

El gallito ciego, Antonio Berni



“El niño que no juega no es niño. El adulto que no juega perdió para siempre el niño que habita en él”. Pablo Neruda



La relación de los niños con el juego es indiscutible y necesaria, mientras que para los adultos el juego asume otros rasgos, apareciendo como una actividad esporádica, reservada para ciertos momentos, desvalorizada en muchos aspectos por el fragor de la vida de los "negocios" que subestima el tiempo del "ocio" en su acepción más plena.


La capacidad lúdica en los adultos adopta formas insospechadas, diferentes, singulares y sin darnos cuenta jugamos cuando viajamos en el tren o en el ómnibus frente a los escenarios que nos sorprenden al paso, o cuando frente a la pantalla de la PC buscamos salir de las rutinas cotidianas.



Juego senet Antiguo Egipto



Volviendo al juego en la infancia, la Convención sobre los Derechos del Niño, promovida por la UNICEF, reconoce el derecho "al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas" de todos los chicos.


Aunque es bueno aclarar que no se trata tan solo de dar rienda suelta al placer, la diversión, la imaginación y la fantasía de los chicos... ya que lo que está en juego es nada menos que la socialización y la representación simbólica de la realidad a través del juego simbólico.
Lo vemos en forma continua: a través del juego un chico puede transformar los objetos cotidianos y revestirlos de otras funciones gracias a su imaginación y fantasía, cuando -por ejemplo- hace de la escoba un brioso caballo, o cuando convierte a frascos y tapas de envases en una completa vajilla de cocina .
El caballito, Antonio Berni


Esta función tan importante del juego ha sido planteada por autores como Lev Vigotsky quien definió al juego como una actividad social que posibilita la interacción y la comunicación verbal y no verbal entre niños, donde ellos pueden adquirir y asumir distintos roles y papeles que se complementan y enriquecen el perfil individual.

En la educación primaria y secundaria a través del juego realizado con ciertas reglas, es posible desarrollar habilidades sociales y cooperativas, aprender a respetar convenciones grupales, postergar deseos personales, respetar a los demás y divertirse alrededor de una temática curricular o simplemente un juego creado o inventado por el grupo.
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