Wassily Kandinsky En el desarrollo de foros y encuentros relativos a campus o entornos virtuales suele plantearse un tema que merece un debate a fondo con el concurso de distintas perspectivas de análisis: se trata de la problemática de la ausencia del cuerpo del otro (sea alumno o profesor), la falta de contacto físico o la falta de presencia corporal del otro.
Esta cuestión tan sensible en términos de posibilidades de crear y mantener interacciones verbales y no verbales entre los actores dentro de los entornos virtuales de aprendizaje, merece su lugar en agendas académicas y en proyectos de investigaciones educativas para dar cuenta de las prácticas, comportamientos, subjetividades y vínculos que se configuran cuando la comunicación se realiza a través de las tecnologías.
En este artículo quiero aportar sólo algunas cuestiones conceptuales y empíricas que se omiten o se soslayan cuando se habla de educación por entornos virtuales.
Primera cuestión:
Desde una perspectiva histórica de la educación a distancia, la experiencia de ausencia o falta de corporeidad del otro ya era una característica básica de los llamados cursos “por correspondencia” en tanto los procesos de enseñanza y de aprendizaje se desarrollaban primordialmente a través del intercambio a través del correo postal. Por este medio se hacían la distribución de materiales didácticos, las consultas a los tutores y las evaluaciones. Y por correo postal también llegaba el certificado o constancia del curso.
De esta forma el alumno que vivía lejos de las instituciones educativas o no tenía tiempo para acercarse a ellas y quería acceder a cierto campo del conocimiento, estudiaba a distancia sin interactuar cara a cara con el profesor ni con sus pares.
Segunda cuestión:
Desde una perspectiva de la comunicación mediada por la tecnología, fue allá por el 1876 cuando Alexander Graham Bell construyó y patentó el primer teléfono, un dispositivo que permitió la transmisión de sonidos a la distancia usando señales eléctricas y que luego a través de los años fue mejorando su tecnología a la vez que se imponía en todo el planeta.
¿Se imaginan ustedes lo que significaba para la gente de hace 100 años que hasta entonces sólo se comunicaba cara a cara o por carta, contar con un novedoso medio tecnológico que le permitía comunicarse con otro, más allá de la distancia geográfica??
Faltaba la presencia física del otro pero eso no impidió que la gente se comunicara con personas conocidas o desconocidas y así fue que el teléfono fue aceptado socialmente logrando una difusión planetaria.
Fragonard El teléfono también fue y es un recurso tecnológico que se utiliza en los programas de educación a distancia para servir de puente entre el estudiante y el profesor, como instancia de seguimiento, apoyo y orientación del aprendizaje. La falta de corporeidad no impidió que ellos se comunicaran ni que se restara valor a las consultas o ayudas pedagógicas que se hacían a través de ese medio que poco a poco extendió su uso a la vez que se redujeron costos.
Tercera cuestión:
La presencia corporal del otro, esto es: verlo, escucharlo, dialogar con él, ya es posible desde hace unos años con ciertos dispositivos tecnológicos.
La webcam unida a un micrófono, es una tecnología que desde hace años –y gracias a la reducción gradual de costos- se ha instalado e impuesto en los hogares ya sea para hablar con la familia que vive en el exterior, para conectarse con amigos que estudian o residen en el interior o en otros países o para establecer nuevos vínculos con personas que viven lejos o cerca.
¿Cuándo nació la webcam? Se conoce que la primera fue instalada hacia el año 1991 por alumnos y trabajadores del Departamento de Informática de la Universidad de Cambridge quienes colocaron la cámara frente a una cafetera para saber –sin tener que moverse- si había café listo para tomar.
Otra tecnología que permite ver y escuchar al otro en tiempo real es la videoconferencia, ya sea de persona a persona o entre grupos. Muchas universidades hoy usan este recurso para variedad de actividades académicas: para que profesores y expertos invitados expongan sus clases, para dar confiabilidad a pruebas y exámenes realizados a distancia, para demostrar aprendizajes y procedimientos, para socializar y debatir trabajos finales e informes, entre tantas posibilidades.
Ya en el año 1996 asistí a una videoconferencia realizada en el marco del Primer Simposio Iberoamericano sobre Redes de Comunicación para la Educación, en la ciudad de Mar del Plata. Allí tuvimos la ocasión de presenciar (con imagen y sonido) un panel de expertos que desde el continente europeo exponía sus ideas y experiencias y luego, participamos de un diálogo en el que se planteaban comentarios y preguntas, todo en tiempo real.
Esa experiencia se realizó en un tiempo y contexto donde las precariedades en las telecomunicaciones eran más acentuadas que ahora y sin embargo, asistimos a un evento original desde lo tecnológico y rico desde el intercambio socio-cognitivo que suscitó.
Otra forma de acercarse a la fisonomía del otro y establecer un contacto visual es a través de las fotografías digitales que se publican en cualquiera de las plataformas o campus virtual de uso educativo. En los foros, chats, correos electrónicos, blogs y publicaciones de esos programas encontramos el rostro del profesor, de los estudiantes y de las autoridades académicas y podemos forjarnos –complementado con sus mensajes escritos, sus intervenciones y ayudas- algunas representaciones, ideas y sentimientos sobre sus imágenes, perfiles y actuaciones.
A manera de cierre provisorio:
Si bien es cierto que estas formas sustitutas de encuentro físico con el otro, no tienen toda la carga semántica de las interacciones que acontecen en las aulas tradicionales, podemos decir que la trayectoria de la educación a distancia en el mundo nos remite a experiencias de notable impacto que siempre prescindieron del encuentro cara a cara o que lo restringieron a instancias limitadas como los exámenes finales.
El modelo pionero y más representativo lo constituye la Open University del Reino Unido que desde 1969 ha ganado prestigio con cursos a distancia a través de un conjunto de medios (en sus inicios se utilizaban impresos enviados por correspondencia, radio, televisión, equipos enviados a los alumnos para trabajos prácticos y experimentos, más encuentros con tutores que representaban sólo un 10% de las actividades académicas).
La educación virtual que no debería entenderse como un servicio “generación espontánea” o como un hallazgo para crear oportunidades educativas que carece de antecedentes en la historia, resulta ser en realidad una tecnología innovadora que se incorpora a la familia de la educación a distancia con nuevas posibilidades a través de la variedad de herramientas de comunicación sincrónica y asincrónica.
Podríamos decir entonces que la educación a distancia configura un continuum que se re-inventa a través de estrategias didácticas y herramientas tecnológicas.
Los que hacemos educación a distancia reconocemos que el aprendizaje por entornos virtuales supone un paso más en su historia, teniendo en cuenta que esta modalidad se caracteriza esencialmente porque los procesos formativos se realizan total o parcialmente en forma mediada, a través del uso de distintas tecnologías. Primero fueron los materiales impresos (tecnología impresa), el correo postal, luego la radio, la televisión, los audiocasetes y videocasetes, la computadora y hoy las redes digitales, cuyo producto emblemático son las plataformas o entornos virtuales.
Máquina visión, Steina Vasulka
Aunque la educación virtual representa hoy un avance por las potencialidades que brinda para crear y mantener circuitos de comunicación didáctica a través de sus herramientas tecnológicas, no significa que se logren mejores encuentros socio-cognitivos entre profesor y estudiante, y alumnos entre sí, o que la construcción de conocimientos adquiera sus máximas expresiones de calidad.
Una vez más ubicamos a la tecnología como objeto y herramienta cultural y como forma posible de representar los conocimientos que debe ser encuadrada en marcos teóricos y políticas educativas que le otorguen sentido y direccionalidad.
Bibliografía:
Cirigliano, G. (1983) La Educación Abierta. Buenos Aires: El Ateneo Editorial.
Holmberg, B. (1989) Theory and Practice of Distance Education. London: Routledge.
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