El artista ama la naturaleza y por eso es su esclavo y su señor.Rabindranath Tagore¿Qué espacios reservamos en nuestra vida cotidiana y en la escuela para descubrir significados, dejar fluir nuestra imaginación, creatividad y expresión observando la naturaleza y los objetos culturales de ayer y hoy?
¿Cuánto tiempo dedicamos a la expansión de la mente y de nuestro mundo interior en una realidad externa llena de retos, demandas, preocupaciones y ocupaciones?
Me hago estas preguntas mientras disfruto del bellísimo libro de Rodolfo Román titulado "Mandalas del mundo II" donde este autor investiga los orígenes del mandala y su influencia tanto en el mundo occidental como oriental. Dice Román:
“Según la tradición del budismo tibetano, el mandala es un diagrama circular simbólico de todo el Universo. La morada de signos y símbolos para meditar. Hace referencia a un universo puro, original, primigenio. Cada mandala rebosa señales que suelen ser un reflejo del estado de la mente de uno mismo.
En sánscrito, mandala significa círculo, pero también centro. Alrededor de un punto central se dibujan formas y estampados. Y bien sean espirales o pétalos, con conjunto abren puertas al palacio del conocimiento".
Observando paisajes de la naturaleza podemos reconocer y encontrar un sinnúmero de mandalas que nos sorprenden por sus colores, formas, texturas, figuras y tamaños: desde los pétalos y estambres de las flores, pasando por los hongos y setas, los frutos cortados, los anillos de los troncos, hasta las estrellas y galaxias que conforman el universo. Sin dejar de recordar que también son mandalas los dibujos circulares simétricos que se forman cuando arrojamos una piedra al agua.
La riqueza de estas figuras nos permiten acceder a ciertas vertientes de la vida: revelan esencias de las cosas, resignifican las dimensiones de tiempo y espacio, refieren a la totalidad del Universo y manifiestan la realidad del microcosmos (células y átomos) como del macrocosmos (planetas, estrellas, galaxias).
Las distintas culturas a través del arte y de la arquitectura, se han nutrido e inspirado en esas espléndidas formas y colores que prodiga la naturaleza, han reproducido sus simetrías y las han recreado para representar sus símbolos y signos más emblemáticos y singulares. Los azulejos y cerámicos andaluces y árabes, los laberintos de antiguos palacios y jardines, los rosetones que forman las ventanas de las catedrales góticas, los calendarios de los antiguos pueblos mayas y aztecas, son ejemplos de distintos tipos de mandalas.
EducArte también es abrir las puertas del conocimiento hacia todas esas creaciones culturales que son los mandalas y reconocer los símbolos y arquetipos que reflejan el sentido y el devenir de la vida de los pueblos.
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