¿Qué podemos aprender de la naturaleza? ¿Cuáles son las fuentes del mundo natural que nos ofrecen variedad de lecturas, de códigos y de reflexiones que pueden acrecentar nuestra visión sobre el mundo y potenciar el significado de la realidad que construimos?
Una mirada sobre esta vertiente la despliega el gran Pablo Neruda en la poesía “Tenca” en la que, al evocar a esa ave tan común de los campos y laderas del suelo chileno, expresa su deseo de aprender de su sabiduría.

vestida como una tijera:
se paró en un hilo, escuchó
la voz profunda del telégrafo,
el pulso azul del alambre:
oyó palabras, besos, números,
rápidos pétalos del alma,
sólo entonces lanzó su trino,
soltó un estero transparente
y desgranó su desvarío.
Tenca, no aprendí tu lección
de vuelo y canto y pensamiento:
todo lo aprendí del humo,
de la humedad, del silencio:
no supe bailar y volar
sobre la hermosura del peumo,
sumergir el alma en los boldos,
transcurrir silbando en el viento:
no supe tu sabiduría,
la velocidad de tu trino,
la república de tu canto.
Juro aprender cuanto profesas:
saber cruzar como una flecha,
estudiar las secretas sílabas
del aire libre y de las hojas,
cantar con el agua y la tierra
y establecer en el silencio
una cátedra cristalina.
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