25 noviembre 2010

Redes sociales: las huellas digitales que dejamos

La explosión y popularidad que han ganado las redes sociales en personas y grupos no exime del análisis de diferentes cuestiones y problemas éticos, personales, sociales, culturales y políticos que genera esta forma de estar y expresarse en un espacio público con soporte digital, un no-lugar que adquiere su propia existencia.
En principio, estas redes abiertas en donde las personas se muestran, se manifiestan, editan sus voces, cruzadas por pensamientos y sentimientos, parecen desdibujar las fronteras entre espacio público y privado.
¿Cuánto de privado y cuánto de público tienen esos espacios?
¿Qué relación riesgo-beneficio suscita estar en una red social y ser leido y seguido por admiradores, amigos y espectadores con diversos intereses y motivaciones?
¿Constituyen esos espacios virtuales una suerte de "huella digital" que nos identificará a lo largo del tiempo, más allá de los cambios y transformaciones que tendrán lugar en nuestra vida?

Desde estas preguntas y polémicas sujetas a debate, pienso que la educación tiene su misión en tanto debe educar para proteger a los chicos y adolescentes de los riesgos y peligros que entraña mostrar de manera ligera, irreflexiva y a título de diversión, aspectos personales propios y ajenos que la red internet no va a borrar ya que tienen un carácter estable. Más aún: esos datos (textos, imágenes) pueden mantenerse de manera indefinida, mostrando parte de nuestra historia que hoy no quisiéramos ver publicada.
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14 noviembre 2010

¿Cómo usamos las TIC?



Los distintos grupos etáreos y perfiles de usuarios nos muestran variados y contrastantes modos de acceder, de usar y de apropiarse de las TIC. Desde usos acotados y focalizados hasta usos múltiples, extensivos y siempre abiertos a las novedades y a las últimas aplicaciones que se generan en la red de redes.

Hace unos meses estuvo en Buenos Aires Henry Jenkins, un prestigioso investigador del MIT que estudia los medios de comunicación, quien se refirió precisamente a los vínculos que tienen los adolescentes y jóvenes con las tecnologías digitales.
En el transcurso del Foro Latinomericano de Educación -organizado por la Fundación Santillana y la Organización de Estados Iberoamericanos- Jenkins señaló que sorprende la cantidad de tareas y experiencias que realizan los jóvenes cuando navegan en internet, llamando "multitasking" a este fenómeno tan común: escuchan música mientras chatean, bajan películas, miran los últimos videos de fútbol y, simultáneamente, leen los comentarios sobre las utilidades del reciente teléfono móvil que salió al mercado. Muchas veces, ese cúmulo de tareas genera dispersión, distracción y hasta cansancio cuando no hay un objetivo claro que dirija la atención y el interés.


Frente a ese usuario tan inquieto como versátil para abrir y observar ventanas tan variadas en contenidos que le proporcionan vivencias múltiples, se encuentra otra modalidad de uso que tiende a focalizar la mirada en dos o tres aplicaciones, ya sea lectura de documentos y participación en foros, o contestar mensajes mientras se usan motores de búsqueda, etc. Acá el usuario navega y se concentra en uno o dos objetivos o intereses predefinidos, aunque ello no excluye la posibilidad de "engancharse" y navegar casi erráticamente frente a sucesivos links que se le ofrecen.

El debate sobre las peculiaridades e implicancias que suponen estas dos formas prototípicas de uso de las TIC tendría que considerar básicamente algunas coordenadas como los propósitos y objetivos que el usuario se plantea cada vez que se conecta con la red, el tiempo disponible para navegar y el contexto de uso (si es para ocio, para estudiar, para buscar información, para explorar datos, para comunicarse y compartir sin más objetivo que la conexión con otros...)
Desde el campo educativo podemos aportar valor agregado a esta actividad sugiriendo que la cantidad de ventanas abiertas y el número de contenidos y sitios visitados no dan cuenta de la calidad y relevancia de la experiencia vivida en el ciberespacio. Se trata de aprovechar la navegación interactiva y la estructura hipertextual e hipermedial para ganar en conocimiento, focalizando y profundizando el abordaje de un objeto de interés o de conocimiento, a través de fuentes y recursos que están en la red.
En tal sentido, Jenkins argumentó:

"Tecnología no es únicamente tener máquinas. Les voy a dar un ejemplo muy sencillo de cómo funcionamos los jóvenes y los adultos en relación con los usos y apropiaciones de la tecnología sea cual fuere: mi padre era un trabajador de la construcción y cuando yo era pequeño vino un día, me dio muchas herramientas y me dijo que construyera algo. Yo no tenía idea de cómo manejar esas herramientas, tenía martillo, destornillador, todos los utensilios necesarios para construir algo pero no sabía cómo ni de qué manera unir piezas para crear. Me parece que este ejemplo bien simple nos puede servir para pensar en por qué querríamos construir algo, qué sería, para qué, con qué objetivo y necesidad lo haríamos: éste es el verdadero desafío."
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03 noviembre 2010

Comunicación: los más y los menos en tiempos de abundancia tecnológica


Los siglos XIX y XX nos aportaron algunos inventos tecnológicos que se instalaron como promesas importantes para el progreso y el bienestar de todo el mundo, como el telégrafo, la radiofonía, el cine, la televisión...

En los albores del siglo XXI prosperan otros dispositivos que se caracterizan por la trasmisión de múltiples mensajes multimedia que posibilitan las comunicaciones uno a uno, uno a muchos, y muchos entre sí. Hoy en la era de las TIC, la separación de las coordenadas espacio y tiempo supone para muchos promotores y defensores de la industria de las telecomunicaciones, un mayor impacto en las comunicaciones entre personas, grupos y pueblos, que avanzan en todos los sectores de la vida política, social, cultural y económica.

Fuera de la lógica determinista de esos discursos, vemos que ese impacto potencial de la tecnología no produce ni genera transformaciones que se vinculen con comunicaciones sociales más abiertas y reflexivas, ni con una mayor democratización de los espacios ni con la distribución equitativa de bienes simbólicos como son la información y el conocimiento.

Néstor García Canclini (Los Paraísos de la comunicación, 1998) argumenta que las altas expectativas que generan los artefactos y medios tecnológicos para democratizar las comunicaciones, son muy viejas y así lo señala:
"Esta actitud no es nueva; aparece cada vez que las comunicaciones (tanto los transportes como la transmisión de signos) experimentan saltos tecnológicos importantes. Ya desde comienzos del siglo XIX, la comunicación se presentaba como garante de una democracia renovada y como remedio contra la crisis económica. A través de las eras del vapor, de la electricidad, de las ondas, de la imagen animada y de la telemática, esa misma idea no ha cesado de renovarse con cada generación técnica".

La educación no es ajena a las innovaciones tecnológicas y a los discursos que pregonan cambios que -sabemos- son imposibles de realizar si no hay concurrencia de variados factores de desarrollo e integración de pueblos y naciones. Aunque también es cierto que en las aulas es posible crear situaciones y proyectos en el que las TIC sean aliadas para que los chicos, adolescentes y jóvenes sean lectores, autores/editores y productores de mensajes críticos y reflexivos que refieran a su tiempo socio-histórico.
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