25 noviembre 2010

Redes sociales: las huellas digitales que dejamos

La explosión y popularidad que han ganado las redes sociales en personas y grupos no exime del análisis de diferentes cuestiones y problemas éticos, personales, sociales, culturales y políticos que genera esta forma de estar y expresarse en un espacio público con soporte digital, un no-lugar que adquiere su propia existencia.
En principio, estas redes abiertas en donde las personas se muestran, se manifiestan, editan sus voces, cruzadas por pensamientos y sentimientos, parecen desdibujar las fronteras entre espacio público y privado.
¿Cuánto de privado y cuánto de público tienen esos espacios?
¿Qué relación riesgo-beneficio suscita estar en una red social y ser leido y seguido por admiradores, amigos y espectadores con diversos intereses y motivaciones?
¿Constituyen esos espacios virtuales una suerte de "huella digital" que nos identificará a lo largo del tiempo, más allá de los cambios y transformaciones que tendrán lugar en nuestra vida?

Desde estas preguntas y polémicas sujetas a debate, pienso que la educación tiene su misión en tanto debe educar para proteger a los chicos y adolescentes de los riesgos y peligros que entraña mostrar de manera ligera, irreflexiva y a título de diversión, aspectos personales propios y ajenos que la red internet no va a borrar ya que tienen un carácter estable. Más aún: esos datos (textos, imágenes) pueden mantenerse de manera indefinida, mostrando parte de nuestra historia que hoy no quisiéramos ver publicada.
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