Pero esa transformación también atraviesa los modos de escritura. Al respecto encuentro una buena reflexión de Michel de Certeau (1990), historiador y filósofo francés, quien ya había planteado el lugar de la escritura y de la lectura en otro escenario:
“La escritura acumula, almacena, resiste al tiempo mediante el establecimiento de un lugar y multiplica su producción por el expansionismo de la reproducción. La lectura no se garantiza contra el desgaste del tiempo (se olvida y se la olvida), no conserva la experiencia lograda (o lo hace mal), y cada uno de los lugares por donde pasa es una repetición del paraíso perdido.”
Uno de los interrogantes que surge es ¿qué pasa con la escritura que hacemos en el soporte electrónico, en el ciberespacio, en los entornos virtuales? ¿Se ha modificado su durabilidad, estabilidad y permanencia?
¿Se ha unido al carácter efímero del proceso de lectura?
Agrega Certau que no sólo lo efímero es el rasgo de la lectura, también lo es la pluralidad de sentidos, la invención, la interpretación en un contexto, la relación del texto con uno mismo y con los demás...
En el ámbito educativo, el desafío es trabajar para desarrollar competencias lectoras y de escritura que aborden los sentidos del mundo, que expresen la pluralidad de voces y la diversidad de bienes culturales, a pesar de que en la cibercultura la tendencia es lo efímero, lo breve, lo icónico, lo inmediato.
Charles Demuth
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