Es plausible que el uso de tecnologías en situaciones de enseñanza y de aprendizaje siempre nos lleve a reflexionar sobre los objetivos y actividades cognitivas que como docentes queremos propiciar y generar. Encuadrar la aplicación de herramientas tecnológicas en procesos y contextos mayores nos permitirá afirmar su carácter de mediadoras para la construcción y representación de conocimientos.
Por ejemplo, si nuestro objetivo estratégico es que el alumno investigue un tema o problema, que se plantee preguntas o hipótesis y que busque respuestas, un camino más que interesante para situar al sujeto como protagonista de su aprendizaje es que el docente le ofrezca un conjunto de recursos web (textos, multimedios, metadatos) que a modo de guía estimulen la curiosidad y el interés y que luego sea el propio alumno el que continúe la indagación según los puntos que ha definido como prioritarios o relevantes. Estamos así ensamblando la función "curadora" del docente con la actividad exploradora del propio alumno que gestiona de modo personal su entorno o plataforma de contenidos y recursos alrededor de temas específicos.
Un texto que destaca el valor de la pregunta y de la indagación es este fragmento que tomamos del libro de Patrick Rothfuss: "El temor de un hombre sabio".
-Absurdo no- objeté-. Las preguntas que no podemos contestar son las que más nos enseñan. Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene es cierta información. Pero si le das una pregunta, él buscará sus propias respuestas.
...-Así, cuando encuentre las respuestas, las valorará más. Cuanto más difícil es la pregunta, más difícil la búsqueda. Cuanto más difícil es la búsqueda, más aprendemos. Una pregunta imposible...
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