27 agosto 2014

Cortázar, Rayuela y el hipertexto



El 26 de agosto se cumple el centenario del nacimiento de Julio Cortázar y es inevitable evocar sus obras llenas de imaginación, fantasías, símbolos, personajes y lugares del mundo recreados por su inspiración y talento literario.

Entre sus libros recordamos a Rayuela, una novela (algunos la llaman anti-novela o contra-novela) que, cuando fue publicada en 1963, sorprendió por su estructura original y abierta que propone distintos recorridos de lectura, invitándonos al juego de saltar de un capítulo a otro y anticipándose a la idea del hipertexto digital que nos permite elegir y leer nodos o bloques de información en la red Internet, según nuestros propios intereses y necesidades.

Sobre esta propuesta literaria y lúdica, el propio Cortázar dijo:

“A mí se me ocurrió -y sé muy bien que era una cosa difícil, realmente muy muy difícil-, intentar escribir un libro en donde el lector, en vez de leer la novela así, consecutivamente, tuviera en primer lugar diferentes opciones. Lo cual lo situaba ya casi en un pie de igualdad con el autor, porque el autor también había tomado diferentes opciones al escribir el libro.
Este libro es una tentativa para ir hasta el fondo de un largo camino de negación de la realidad cotidiana y de admisión de otras posibles realidades, de otras posibles aperturas.
Bueno, y para mi gran sorpresa, y mi gran maravilla, yo pensé, cuando terminé Rayuela, que había escrito un libro de un hombre de mi edad para lectores de mi edad. La gran maravilla fue que ese libro cuando se publicó en la Argentina y se conoció en toda América Latina, encontró sus lectores en los jóvenes, en quienes yo no había pensado directamente jamás al escribir ese libro.
Entonces, la gran maravilla para un escritor es haber escrito un libro pensando que hacía una cosa que correspondía a su edad, a su tiempo, a su clima, y de golpe descubrir que en realidad planteó problemas que son los problemas de la generación siguiente. Me parece una recompensa maravillosa y sigue siendo para mí la justificación del libro...”
(Fuente: “Rayuela: la invención desaforada”, entrevista realizada por Omar Prego Gadea; La fascinación de las palabras, Buenos Aires, Alfaguara, 1997)