
Dice Giroux que esos grupos no sólo promueven prácticas áulicas
que son totalmente instrumentales y
reduccionistas, sino que también
han convertido las escuelas públicas
estadounidenses en máquinas de la
desimaginación, divorciadas de
cualquier noción viable de gobernabilidad
democrática y valores. Matan a
la imaginación de los profesores y estudiantes al confundir la educación con el entrenamiento, y la enseñanza con prácticas instrumentales que aturden la mente. En oposición a estas no-reformas, el artículo argumenta a favor de las escuelas como esferas públicas democráticas y construye una arquitectura teórica para el desarrollo de los elementos de una pedagogía crítica que ofrecen un desafío directo a la noción de las escuelas como zonas muertas dedicadas en su mayoría al entrenamiento y evaluación de los estudiantes.
El análisis profundo de Giroux no deja de lado la referencia a otros movimientos socio-políticos que sustentan otros valores y que abren un "nuevo entendimiento de la relación entre pedagogía, política y democracia" y una alianza entre imaginación y esperanza para un mundo mejor.
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