Si
promovemos el uso de las TIC en el ámbito educativo es razonable que pensemos
también en nuevos modos de evaluar los aprendizajes que destaquen las competencias digitales y las estrategias que desarrollan los estudiantes cuando
aprenden con las tecnologías. Una evaluación que proponga la interacción del
estudiante con el conocimiento en los entornos virtuales de aprendizaje.
No se
trata de promover los cuestionarios o pruebas en línea con respuestas cerradas
que tienen corrección automática que pueden fascinar por su rapidez e
inmediatez. Se trata de pensar qué propuestas e instrumentos son los más
apropiados y creativos para que los estudiantes elaboren respuestas y
alternativas de solución para resolver problemas y situaciones de las disciplinas en contextos variados. Propuestas que ofrezcan la posibilidad de comprender,
aplicar y transferir la teoría y la práctica a variedad de casos y problemas,
en donde sea imposible que el alumno presente respuestas estandarizadas,
repetidas o copiadas de Internet.
El
desafío es buscar y aplicar nuevas formas de evaluación que, utilizando fuentes
de información y recursos multimediales digitales, interpele al estudiante para
interpretar y resolver problemas y casos en donde convergen múltiples
dimensiones y perspectivas teórico-prácticas.
En
línea con esta cuestión, Florentino Blázquez, Laura Alonso y Rocío Yuste
presentan su libro La evaluación en la
era digital (Editorial Síntesis, 2017), el cual reflexiona sobre los
efectos y las exigencias que la era digital está reclamando a la educación,
concretamente a los procesos de enseñanza y de aprendizaje, pero muy
especialmente a su evaluación. Su finalidad es ofrecer a los docentes una
revisión del papel de la evaluación en los entornos digitales en contextos
educativos escolares, universitarios, formales y no formales.
Destaca
la aplicación práctica de la evaluación digital en contextos de aprendizaje
colaborativo a través de dispositivos móviles y entornos personales de
aprendizaje, entre otros; ofreciendo estrategias digitales de evaluación
específicas en cada caso y sugerencias para la evaluación por competencias y
para la acreditación de la autoría. De esta forma, el proceso de evaluación
será capaz de generar un valor social en el aprendizaje y servirá para promover
la innovación educativa, indispensable en el contexto educativo actual.