Un
viejo debate en el campo educativo lo constituye el análisis de los alcances e
implicancias de la educación formal y la no formal e informal, en donde se pone
el foco en la importancia de los aprendizajes generados en la escuela y aquellos
realizados en la vida cotidiana de chicos, adolescentes y jóvenes a través de
distintas vías y medios, desde los amigos, la familia, el barrio, hasta los innovadores
recursos tecnológicos que ampliamente han permeado las prácticas de los sujetos
para el entretenimiento, el ocio y los lazos entre pares.
Gracias a las
infinitas fuentes de información de la web, no siempre validadas ni confiables,
el conocimiento parece ser más accesible, puede distribuirse y compartirse de
modo ubicuo, en cualquier espacio y tiempo, de tal manera que la escuela se
percibe en un segundo y subestimado plano.
Coincidimos
con Buckingham (2003: 189) cuando sostiene que “existe un reconocimiento creciente
de que la escuela no es la única reserva de educación; y que el aprendizaje
puede ocurrir, y de hecho ocurre, en el lugar de trabajo, en casa y en el
contexto de las actividades recreativas”.
Frente
a esa realidad, la escuela como institución social legitimada para la formación
de los/as ciudadanos/as, necesita nuevas vinculaciones y articulaciones con la
cultura de la época, hoy la cibercultura, y nuevos dispositivos y formatos que constituyan
espacios atractivos y motivadores para aprender, expresarse y producir
conocimientos.
Dentro
de esa perspectiva encontramos un estudio realizado con adolescentes portugueses
entre los 12 y los 16 años de una escuela urbana y otra rural del norte del
país, cuyo objetivo se orientó a comprender cómo ellos están aprendiendo a usar
los medios, qué es lo que los motiva y si lo que hacen con ellos contribuye a
la adquisición de capacidades y competencias útiles para sus vidas dentro y
fuera de la escuela. El artículo se titula “El
aprendizaje de los jóvenes con medios digitales fuera de la escuela: De lo
informal a lo formal”, sus autores son Orcid Sara Pereira, Orcid Joana
Fillol, Orcid Pedro Moura, Universidad de Miño en Braga, Portugal, y fue
publicado en la Revista Comunicar, Nº 58, 2019.
El
resumen del artículo avanza sobre su contenido: “La disonancia entre lo que
aprenden los jóvenes en clase y en su vida cotidiana no es un fenómeno
reciente, pero es cada vez más relevante, ya que la escuela no es capaz,
evidentemente, de acompañar la evolución. En nuestra sociedad, sigue
prevaleciendo una visión demasiado escolarizada del aprendizaje, que parece
marginalizar los conocimientos que los jóvenes desarrollan con y a través de
los medios y de las plataformas digitales. Basado en cuestionarios, entrevistas
y talleres realizados con jóvenes portugueses entre los 12 y los 16 años
(N=78), de una escuela urbana y otra rural del norte del país, este artículo
pretende comprender cómo están estos jóvenes aprendiendo a usar los medios, lo
que les motiva y si lo que hacen con ellos contribuye a la adquisición de
capacidades y competencias útiles para sus vidas dentro y fuera de la escuela.
Los principales resultados de la investigación confirman la existencia de un
foso entre la educación formal e informal. La educación informal es sobretodo
motivada por sus necesidades y por la influencia de sus pares. Los compañeros y
la familia, junto con Internet y con lo que descubren por ellos mismos,
aparecen como importantes fuentes de conocimiento. También se concluyó que las
estrategias informales de aprendizaje contribuyen al desarrollo de capacidades
y competencias útiles desde un punto de vista escolar”.
Referencia:
Buckingham, D. (2003). Media education: Literacy, learning and contemporary culture. Cambridge: Polity Press.
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