25 marzo 2020

Cómo utilizan los estudiantes la información de la web

En tiempos de imponentes volúmenes de información que circulan en las redes, surgen intensos debates acerca de su validez, confiabilidad y procedencia, lo que nos impone adoptar y aplicar criterios reflexivos y apropiados para poder reconocer cuáles son las fuentes confiables a partir de las cuales analizamos la realidad en sus diferentes vertientes y campos.

En el ámbito educativo, el tema adquiere especial relevancia y atención cuando nos ocupamos de conocer qué y cómo los estudiantes consultan, aprovechan y utilizan la información de Internet para las actividades académicas. 


En tal sentido, La confiabilidad de la información en Internet: criterios declarados y utilizados por jóvenes estudiantes mexicanos constituye un interesante estudio (2014) realizado por Marina Kriscautzky bajo la dirección de la prestigiosa investigadora Emilia Ferreiro que nos muestra algunos aspectos de la problemática que hoy nos ocupa. En la presentación del trabajo, leemos:

"El uso de Internet para buscar información con fines de estudio se va incorporando rápidamente a las prácticas pedagógicas en los distintos niveles educativos. En el ámbito universitario ya hace más de una década que las búsquedas en Internet se han hecho indispensables. Pero también en la educación básica se recurre a esa tecnología con creciente frecuencia y en edades cada vez más tempranas. Sin embargo, los educadores manifiestan inquietud por la manera en que los jóvenes estudiantes realizan las búsquedas. Suelen decir que se limitan a poner una palabra de búsqueda en Google, entran al primer resultado, copian y pegan, casi sin leer lo que han seleccionado y mucho menos planteándose alguna pregunta acerca de la validez de la información obtenida. ¿Hacen esto porque son incapaces de abordar cuestiones de validez y confiabilidad? ¿La manera de plantear el problema, en términos didácticos, contribuye a que esas cuestiones sean invisibles?" 

El estudio de referencia se basa en una encuesta en línea aplicada a 628 estudiantes mexicanos, entre 14 y 18 años de edad que permite un acercamiento a las discordancias entre datos de carácter declarativo y datos próximos a las decisiones a tomar en un contexto de acción. 

De las conclusiones del estudio, recuperamos las siguientes afirmaciones que resultan valiosas a la hora de evaluar de qué modo los estudiantes buscan y evalúan la información de la web: 
"Los datos que presentamos son relevantes también en lo que concierne a la enseñanza. La evaluación de la confiabilidad de la información presenta un reto para los estudiantes, aún en el nivel de la educación superior. En especial, constituye un reto difícil de resolver en la acción. Aún cuando disponen de criterios para la selección de información confiable a nivel declarativo, en la acción esos criterios pueden competir con requerimientos prácticos o con motivaciones singulares. Es evidente la pertinencia de diseñar situaciones didácticas que promuevan el desarrollo de uno de los quehaceres del lector actual: distinguir qué información es confiable en contextos de búsqueda en Internet con diferentes propósitos, particularmente con fines de estudio."

El estudio se encuentra disponible en:

18 marzo 2020

Dilemas educativos: tutor humano y tutor inteligente


Uno de los aspectos que caracteriza a la gestión de los sistemas de educación a distancia se vincula con la relación numérica docente-alumnos, en donde si ésta es alta supone un escaso seguimiento y orientación de los procesos de aprendizaje y, consecuentemente, un eventual desgranamiento y abandono de los estudios. La inteligencia artificial avanzó en la búsqueda de soluciones para determinados problemas como es el caso de los sistemas tutores inteligentes (STI) que comenzaron a desarrollarse en los años 80 con la intención de guiar al estudiante en el proceso de aprendizaje (Urretavizcaya, 2001; Sancho, 2002). La pregunta clave es: ¿un tutor inteligente puede reemplazar al tutor humano, puede imitarlo o puede complementarlo?

Algunos autores señalan que el propósito de un STI es exhibir un comportamiento similar al de un tutor humano, que se adapte al comportamiento del estudiante, identificando la forma en que el mismo resuelve un problema y brindarle ayuda cuando cometa errores. Un tutor inteligente es un sistema de software que utiliza técnicas de inteligencia artificial (IA) para representar el conocimiento e interactúa con los estudiantes para enseñárselo (Van Lehn, 1988). Por su parte, Wolf (1984) define los STI como sistemas que modelan la enseñanza, el aprendizaje, la comunicación y el dominio del conocimiento del especialista y el entendimiento del estudiante sobre ese dominio.
Giraffa (1997) los describe como un sistema que incorpora técnicas de IA (Inteligencia Artificial) a fin de crear un ambiente que considere los diversos estilos cognitivos de los alumnos que utilizan el programa.

Uno de los problemas que vislumbramos es que el STI se convierta en un modelo rígido, abstracto y descontextualizado que no se adapta a las estrategias y formas de aprendizaje de los estudiantes ni brinda las ayudas necesarias en los momentos oportunos.

Zulma Cataldi y Fernando Lage, del Laboratorio de Informática Educativa y Medios Audiovisuales, Facultad de Ingeniería, UBA, en El problema del modelado del estudiante en Sistemas Tutores Inteligentes (2007), sostienen que: A través de la interacción entre los módulos básicos, los STI son capaces de juzgar lo que sabe el estudiante y cómo va en su progreso, por lo que la enseñanza, puede ser ajustada según las necesidades del estudiante, sin la presencia de un tutor humano. El problema que da marco a la investigación se centra entonces en que los STI, en general no proveen de un modo de aprendizaje adaptable (Waern, 2001) de acuerdo a los conocimientos previos y a la capacidad de evolución de cada estudiante (Millánet al., 2000) y a las concepciones epistemológicas que subyacen en las prácticas de enseñanza. Por otra parte, cada estudiante debería poder elegir las características del procedimiento aplicado por el tutor de acuerdo a sus preferencias (Khuwaja, 1994), entre los diferentes métodos que éste utilice: instruccional, orientador, socrático u otros (Shim, 1991; Perkins, 1995; Casas, 1999), y si lo deseara debería poder cambiarlo de acuerdo a sus propios requerimientos.

Hoy, podemos afirmar que si bien los STI evolucionaron desde una propuesta conductista hacia entornos de descubrimiento y comprensión de conocimientos sustentados por una visión constructivista de los procesos de aprendizaje, aún quedan desafíos clave para que los tutores inteligentes superen los meros elementos predictores y pasen al análisis cualitativo de las estrategias y capacidades del alumno que se ponen en juego en tales recorridos pedagógicos, cómo construyen los conocimientos y en qué momentos son necesarias las intervenciones y mediaciones didácticas y curriculares de apoyo, orientación y retroalimentación.


02 marzo 2020

Interacciones en comunidades virtuales de aprendizaje: un estudio



Julio Le Parc, Inestabilidad
Las potencialidades comunicativas y didácticas de los entornos virtuales de aprendizaje, sean para la educación a distancia o para complementar la educación presencial, han sido descritas con amplitud en distintos artículos y obras especializadas, siendo un desafío abierto lo referido a estudios e investigaciones que den cuenta de resultados y alcances que se han evidenciado en las experiencias reales en distintos contextos.

En esa línea, compartimos el artículo "Contenidos e interacciones en comunidades virtuales de aprendizaje", de Irma Gutiérrez Morales, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México, publicado en Razón y Palabra (2019). Allí se exploran las posibilidades y limitaciones que otorgan las comunidades virtuales de aprendizaje para la formación, enriquecimiento y/o consolidación del capital cultural de sus integrantes, siguiendo el concepto de Pierre Bourdieu. Para tal propósito, el estudio analizó cualitativamente 180 mensajes intercambiados entre los miembros del grupo de Semiótica Cognitiva, a través de la plataforma Yahoo. A cada mensaje se le aplicó un instrumento de análisis consistente en 18 indicadores, que integran las categorías de capital cultural institucionalizado, objetivado e incorporado, según la denominación propuesta por Bourdieu.

El resumen del artículo nos anticipa que los resultados permiten asegurar que este tipo de comunidades constituyen un mecanismo que permite a sus miembros mantenerse en un estado permanente de aprendizaje, apelando a la naturaleza colaborativa del conocimiento. No obstante, se indica que deben preverse algunas condiciones que podrían limitar el éxito en la formación de dichas comunidades, entre las cuales se mencionan: un papel pasivo del moderador y/o de los integrantes de la comunidad, la visualización de la interculturalidad como un obstáculo para el aprendizaje y el desarrollo de la comunidad con fines meramente utilitarios.

Fuente: Gutiérrez Morales, I. (2019). Contenidos e interacciones en comunidades virtuales de aprendizaje. Razón y Palabra, 23(104), 52-79. Disponible en: http://www.revistarazonypalabra.org/index.php/ryp/article/view/1374