La sigla DIY, que corresponde a Do It Yourself que significa Hazlo
Tú Mismo, es un movimiento que procura que cualquier individuo pueda
desarrollar proyectos de manera autogestionada y sin la necesidad de contar
necesariamente con expertos o especialistas. Se inscribe en una perspectiva de sujetos prosumidores que
superan el papel de los individuos meramente consumidores pasivos de lo que
otros producen. Al diseñar y desarrollar productos DIY, los sujetos pueden
elegir entre los materiales y herramientas disponibles, diseñar el proceso de
trabajo —muchas veces en colaboración con otros— y actuar como evaluadores para
decidir si el producto final se corresponde con lo que se deseaba (Wolf y McQuitty,
2011).
El movimiento DIY, surgido a mediados de la década de los 90,
se encuentra en plena fase de crecimiento, que se puede explicar a partir de
los recientes cambios en las formas de comunicarse, entre los que se resalta la
emergencia de una cultura de colaboración a través de entornos virtuales. De este
modo, se consideran los esfuerzos de los jóvenes por extender y apropiarse de
los medios digitales, interés que se ha vinculado con el movimiento DIY
(Spencer, 2005).
La aplicación de este movimiento DIY al campo educativo es
incipiente y exhibe distintos niveles de logros, desde los más informales hasta
aquellos que se plantean desde una propuesta de enseñanza y de aprendizaje en
un determinado contexto. En tal línea, compartimos el artículo La
cultura DIY en la universidad. De la propuesta del profesorado a la experiencia
del alumnado, de Pablo Rivera-Vargas, Joan-Antón Sánchez-Valero y
Juana-María Sancho-Gil (2018), el cual analiza la implementación de la
perspectiva DIY en una carrera de grado de Pedagogía de la Universidad de
Barcelona.
El análisis, además de incluir visiones del profesorado,
incorpora voces de estudiantes participantes. El texto está dividido en cuatro
apartados. Primero, la introducción que da cuenta de lo que representa a
grandes rasgos el enfoque DIY. Segundo, el método, donde se describen tanto el
proyecto europeo que dio base al desarrollo de esta investigación, como otros
dos procesos de implementación de esta filosofía en la Universidad de
Barcelona. Tercero, los resultados obtenidos durante la implementación de DIYlab en una asignatura. Cuarto, la discusión de los resultados y algunas
consideraciones finales en función del análisis de los retos y las
posibilidades que conlleva introducir la cultura DIY en la Universidad y sobre
las potenciales aportaciones de la ejecución de estos proyectos a la mejora de
la acción docente.
Invitamos a leer el informe en donde ahora recuperamos esta expresión de los autores: “El proyecto DIYLab nos ha dejado a quienes hemos sido parte
activa de su ejecución, un conjunto de aprendizajes y competencias de cara a
enfrentar los actuales retos de la educación universitaria. Si bien no todo han
sido facilidades, pues también hemos experimentado resistencias y
complicaciones, consideramos que estas han sido un aporte para nuestra propia
actividad académica y docente”.
Publicado en REIRE (Revista d’Innovació i Recerca en
Educació), 12 (1), 1.
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