14 junio 2021

Buenos profesionales de la educación en el siglo XXI

Es indudable que los cambios sociales, culturales y educativos deben estar acompañados por transformaciones en los dispositivos escolares y también en las reconfiguraciones del rol docente para actuar en escenarios en constante mutación que nos interpelan sobre las funciones docentes más relevantes para promover una educación plena. Cabe entonces sumarse al interesante y oportuno interrogante que plantea la revista Debates en Educación (http://les3coses.debats.cat/es/temes/que-quiere-decir-ser-un-buen-profesional-de-la-educacion-para-el-siglo-xxi): ¿Qué quiere decir ser un buen profesional de la educación para el siglo XXI?        

El citado artículo se pregunta: ¿Qué competencias necesitan los docentes del siglo XXI? ¿Qué formación inicial y permanente? ¿Cómo se atrae a los jóvenes con más talento y más motivados hacia la profesión docente? ¿Cómo se puede retener a los mejores docentes en los centros educativos que más los necesitan? ¿Cómo pueden incorporar los profesionales de la educación la reflexión sistemática sobre la práctica y la investigación por la mejora educativa? ¿Cómo puede colaborar en ello la universidad?

“Posiblemente, es poco arriesgado asegurar que, a día de hoy, el profesorado continúa siendo clave en cualquier sistema educativo. De hecho, es sencillo darse cuenta de su papel crítico, si tenemos presente que en sus manos recae, en última instancia, la responsabilidad de acompañar a los niños y jóvenes en el proceso de aprendizaje de  las competencias que les serán imprescindibles para poder convertirse en ciudadanos activos, participativos y, en último término, comprometidos con el progreso social. No obstante, el ejercicio de la función docente se ha convertido progresivamente en complejo. En un mundo globalizado como el nuestro, las funciones educadoras se reformulan para poder atender los retos de una sociedad fundamentada en la economía del conocimiento. El acceso a la enseñanza obligatoria ha alcanzado a sectores sociales cada vez más amplios, que exigen respuestas docentes flexibles, ajustadas a necesidades educativas diversas.

Pero esta complejidad a la que deben enfrentarse maestros y profesores no ha encontrado una correspondencia clara, ni en los escenarios que les deberían facilitar la innovación, ni en modelos de formación inicial y desarrollo profesional que podrían proporcionarles herramientas e incentivos para afrontar con garantías su actividad cuotidiana y hacer atractiva la profesión. En último término, el grado de responsabilidad que la sociedad ha conferido a estos profesionales no parece haber encontrado su reverso en un conocimiento social equivalente de la profesión docente, capaz de poner en marcha los mecanismos capaces de atraer y retener a más profesores de calidad en los centros educativos. Así, la interpretación adecuada de qué significa ser un buen profesional de la educación en el siglo XXI parece que todavía plantea una cuestión no resuelta y, en cualquier caso, decisiva para la provisión de una educación de calidad como servicio público”.

Para contribuir al debate, el artículo consulta a distintos especialistas de la educación sobre los rasgos que caracterizan a un buen profesional de la educación para el siglo XXI, entre los cuales figuran John MacBeath, Profesor emérito de la Universidad de Cambridge, Mariano Fernández Enguita, Catedrático de Sociología en la Universidad Complutense, María Masip Utset, Catedrática de Educación Secundaria, ICE, UAB, y Francesc Imbernón, Catedrático universitario de Didáctica y Organización Educativa de la UB.

Invitamos a leer sus opiniones en:

http://les3coses.debats.cat/es/temes/que-quiere-decir-ser-un-buen-profesional-de-la-educacion-para-el-siglo-xxi