¿Pensamos que los niños y las niñas están muy expuestos a las pantallas y que la pandemia aumentó considerablemente las horas frente al mundo de las redes? ¿Cuánto nos preocupa el efecto de la sobre-exposición a las pantallas en su desarrollo socio-cognitivo y en una educación conectada con la realidad? ¿Están en juego las habilidades y relaciones interpersonales, la comunicación con diferentes códigos y lenguajes, la variedad y riqueza del vocabulario en los niños que están en pleno crecimiento?
La ensayista y escritora canadiense Catherine L’Ecuyer centra su preocupación en el uso de las tecnologías en la infancia y adolescencia y sus implicancias que hoy quizás no vislumbramos y que merecen ser investigadas por los especialistas del campo.
Desde ese lugar, esta autora escribió Educar en la realidad, un libro que plantea de modo conciso cuestiones
vinculadas con la educación de niños, niñas y adolescentes y que ofrece un
marco de referencia para la reflexión de padres, madres y educadores sobre la
alta presencia de pantallas tanto en el ámbito doméstico como en el escolar. L’Ecuyer,
al considerar que el tiempo que los niños y niñas que pasan delante de la
pantalla es un tiempo sin interacción con la realidad, expresa: “Nuestros hijos han de crecer en el mundo
real, no encadenados en la caverna de las sombras. Han de empezar el día
subiendo la persiana y leyendo el cielo para tomar la decisión de vestirse para
un día frío, cálido o lluvioso. ¡No puede ser que busquen esa información en el
teléfono inteligente! Y no puede ser que su primer y último pensamiento sea
mirar el móvil. En definitiva, no puede ser que gasten los mejores años de sus
vidas con la nariz pegada a sus pantallas."
La necesaria apertura de niños, niñas y adolescentes a la
realidad, al mundo ancho y presente que existe fuera de los dispositivos y
pantallas, me lleva a recordar esta hermosa reflexión de Eduardo Galeano
(1998): “…Lo mejor que el mundo tiene
está en los muchos mundos que el mundo contiene, las distintas músicas de la
vida, sus dolores y colores: las mil y una maneras de vivir y de decir, creer y
crear, comer, trabajar, bailar, jugar, amar, sufrir y celebrar, que hemos ido descubriendo a lo largo de miles y miles de
años.” (Patas Arriba. La escuela del mundo al revés).