Dentro de las prácticas de lectura de niños y adolescentes, hoy
se han hecho populares algunas variantes de historietas y comics originados en Japón
que se caracterizan por personajes de distintos géneros con grandes y
expresivos ojos que viven distintas aventuras y experiencias de fantasía, de
ciencia ficción, acción o románticas.
Se trata de los mangas y de los animes japoneses. Un manga japonés está realizado de manera impresa mientras que el anime es producido de modo digital y es un dibujo animado. Un caso muy conocido es Dragon Ball que tiene su versión impresa y su versión animada, mientras que Pokémon comenzó siendo un videojuego, luego una serie (anime) y después pasó a ser el libro (manga). Todos ellos transmiten rasgos culturales y representan una estética única y narrativas atractivas que convocan a una masiva lectura y una comunidad de coleccionistas de estos formatos.
Compartimos estas reflexiones de referentes de la comunicación audiovisual y digital recuperados por Acevedo-Merlano (2020):
"Como productos culturales transnacionales, la llegada de los
dibujos animados japoneses a Latinoamérica fue posible gracias a las relaciones
comerciales entre Japón y los países latinoamericanos, o a la llamada ´globalización´, pues aunque el modelo de una economía de mercado capitalista
global reproduzca unas relaciones de poder asimétricas desde una perspectiva
geopolítica, y tenga incorporada en sus bases raíces coloniales, además de
incentivar un proceso de occidentalización del mundo, esto no significa que
todo se haya desarrollado de manera unidireccional (Cobos: 2010). En ese
sentido, la adopción del animé como alternativa a las narrativas occidentales
ha propiciado el nacimiento de una subcultura denominada Otaku, que cuenta con
millones de miembros en muchos países del mundo; todo a raíz de los procesos
actuales de desterritorialización, reterritorialización e hibridación cultural
que han desencadenado las dinámicas del mundo contemporáneo (García-Canclini:
1990)".
Ya en el ámbito educativo, y pensando en una escuela abierta, permeable y amigable con la cultura y consumos culturales de los actores, entendemos que tanto el manga como el anime son recursos atractivos que pueden motivar la lectura de niños y adolescentes y que, por ello, resulta auspicioso que los docentes puedan incorporarlos al aula.
Como siempre, es fundamental ver cómo se perfila la estrategia didáctica para que ambos productos literarios sean interpretados y resignificados en línea con los objetivos formativos orientados al desarrollo de sociedades plurales y democráticas, respeto a la diversidad, conciencia social, solidaridad, pensamiento reflexivo y crítico, entre otros.
Fuente:
Acevedo-Merlano, A. (2020). El animé como lienzo para
analizar las tensiones entre prácticas epistémicas ancestrales y
tecnocientíficas. En: Utopía y Praxis Latinoamericana, vol. 25, núm. 89, pp.
211-226.