26 abril 2024

Educación en red: realidad y perspectivas

Las redes digitales ya se han instalado en todos los ámbitos de la vida social, educativa, laboral y ciudadana. En el mundo educativo, es innegable que las necesidades del sistema en tiempos del aislamiento provocado por el COVID, han obligado a organizar e implementar con celeridad espacios áulicos mediados por las TIC. Con resultados diversos, los recursos y las redes digitales en ese período han contribuido a mantener procesos de enseñanza y de aprendizaje y los vínculos entre alumnos/as pares y docentes.

Hoy continúan los desafíos para vincular estrechamente a las universidades en el marco de favorecer la construcción de un mundo mejor a través de las funciones de investigación, enseñanza, cooperación y extensión, promoviendo sinergias entre ellas y aumentando su eficacia.

Desde ese contexto, compartimos la publicación de La educación en red. Una perspectiva multidimensional (2023, Octaedro),  cuyos editores son Santos Rego, M. A., Lorenzo Moledo, M. y García-Álvarez, J.  

Según lo informado por la propia editorial, se trata de un libro que invita al análisis dialógico, en tanto que aborda un tema de poliédricas dimensiones para el presente y, sobre todo, para el porvenir de la educación en la irreversible sociedad del conocimiento. Educar en red significa descubrir conexiones entre vectores de aprendizaje dentro y fuera del currículo, pensando en la mejor formación de una ciudadanía que ya poco o nada tiene que ver con el mundo de ayer. 


Además de apuntar al fortalecimiento de la innovación desde proyectos coparticipados, el volumen remite a una prudente consideración de la alfabetización digital sin perjudicar abiertamente la atención al peso que hemos de seguir concediendo al espacio comunitario. Estamos, pues, ante un enfoque que facilita la transición hacia el empleo, al suponer aproximaciones estratégicas entre lo formal y lo no formal y donde, por lo general, se asume un principio de cooperación entre agentes que operan sabiendo que la buena gestión de la diversidad abre vías de éxito en torno a metas comunes.


17 abril 2024

Decálogo para noveles escritores

¿Cómo se inicia un escritor? ¿Qué estrategias debería contemplar para construir su oficio y su propio estilo? ¿Tiene sentido dar recomendaciones y consejos a quienes se inician en la escritura? 

Entre los hombres y mujeres de la literatura que han ofrecido principios o pautas para los noveles escritores se encuentra Augusto Monterroso (1944-2003), escritor nacido en Guatemala, autodidacta, ensayista, traductor y autor de libros como Uno de cada tres, El centenario, La oveja negra y demás fábulas, Lo demás es silencio y Las ilusiones perdidas

Cabe destacar que Monterroso mereció importantes galardones y reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1997), el Príncipe de Asturias por las Letras (España, 2000) y el Juan Rulfo (México, 2000).

Hoy compartimos su Decálogo para escritores (con doce principios) en donde Monterroso da la opción de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.

El decálogo de Augusto Monterroso

 1.   Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

2.   No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus        antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

 3.   En ninguna circunstancia olvides el célebre dictum: «En literatura no hay nada escrito».

4.   Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

 5.   Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio,     o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y     de noche.

 6.   Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a         Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como      Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

 7.   No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el         éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se             entristezcan.

 8.    Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

 9.   Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda.     En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

 10.  Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o       más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso  tendrás que ser más inteligente que él.

 11.  No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

 12.  Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

08 abril 2024

Reflexiones sobre el reloj en palabras de Julio Cortázar

 

Instrucciones para dar cuerda a un reloj

Julio Cortázar, Cuentos Completos 1996.


Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire.


No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque  es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.