21 febrero 2010

El sentido del conocimiento


Cuando escuché al docto astrónomo,
cuando me presentaron en columnas las pruebas y guarismos,
cuando me mostraron las tablas y diagramas para medir, sumar y dividir, cuando escuché al astrónomo discurrir con gran aplauso de la sala,
qué pronto me sentí inexplicablemente hastiado,
hasta que me escabullí de mi asiento y me fui a caminar solo,
en el húmedo y místico aire nocturno, mirando de rato en rato,
en silencio perfecto a las estrellas.

Walt Whitman


Este bellísimo poema nos interpela a educadores e investigadores acerca del sentido y del valor del conocimiento dentro de nuestras prácticas profesionales en el ámbito de las instituciones educativas.

La enseñanza y el aprendizaje como ambientes específicos en los que tendrían que primar el interés hacia el saber, el planteo de preguntas indagadoras y problematizadoras, el deseo y las acciones más adecuadas para encontrar respuestas significativas, suponen la construcción de conocimientos al servicio de la comprensión y de la transformación de la realidad.

Así todo conocimiento requiere que lo situemos en el contexto socio-histórico y cultural para darle su más amplio y profundo sentido y valor, evitando lecturas fragmentadas, reduccionistas y simplificadoras de una realidad compleja y multidimensional.


Se trata de transitar y habitar el mundo de otra manera, y desde este lugar recupero las palabras de otro gran poeta y escritor, Octavio Paz, quien en una conferencia en el Instituto Tecnológico de Monterrey (ITESM) en 1993, les dijo a los estudiantes:

"Es fundamental que ustedes persistan; que hagan de sus estudios los mejores, y sepan que la vida es triunfo; pero hay otras cosas, también es contemplación, es amor, es placer, una vida armónica es una vida sabia; la vida sabia no es sólo la victoria, es también la reconciliación con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea"

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