30 marzo 2010

Un debate sobre la comunicación en tiempos tecnológicos



Distintos autores y referentes de la vida cultural contemporánea se han ocupado de plantear y discurrir sobre las bondades y limitaciones de las comunicaciones mediadas por la tecnología que han acaparado la atención y el interés de gran parte de la sociedad cuando utiliza correos electrónicos, teléfonos móviles, foros, chats, blogs, redes sociales... para distintos fines.


Al respecto, elijo un interesante relato del gran escritor e intelectual Ernesto Sábato para abrir un debate:


"Mientras les escribo, me he detenido a palpar una rústica talla que me regalaron los tobas y que me trajo, como un rayo a mi memoria, una exposición "virtual" que me mostraron ayer en una computadora, que debo reconocer que me pareció cosa de Mandinga. Porque a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios.
Trágicamente, el hombre está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo rodea, siendo que es allí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida".


Fuente: Ernesto Sábato. Sobre espacios de encuentro: los reales y los virtuales, en La resistencia. Seix Barral. Buenos Aires. 2000.

Las preguntas para el debate son:

1. ¿Qué dimensiones de la comunicación estamos perdiendo y abandonando con las comunicaciones mediadas por la tecnología?

2. ¿Cuáles son los criterios que deberían primar en la comunicación educativa a través de tecnologías?

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23 marzo 2010

Debate abierto: crisis educativa y nuevos caminos



Como en todas las épocas, hoy también circulan reflexiones y discursos críticos sobre las instituciones y prácticas educativas, algo que perciben y padecen con diferentes matices y grados los especialistas y profesionales del sector, los políticos, los padres, los mismos estudiantes y la comunidad en su conjunto.

Sobre tal crisis que alcanza y caracteriza a la educación formal, existen distintas voces que tratan de explicar, interpretar y comprender las raíces del problema y el sentido que debe guiar e iluminar los programas educativos. En este caso quiero referirme a tres interesantes libros que aportan ideas, conceptos y marcos interpretativos a la cuestión, suscitando más de una polémica:

- "Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas, familias perplejas" de Cristina Corea e Ignacio Lewkowicz (Paidós, 2004), donde ambos autores analizan la relación familia-escuela en tiempos de la modernidad líquida (Bauman) en los que se observa el agotamiento y el desvanecimiento de la institución familiar y de los dispositivos pedagógicos que ya parecen caducos, ineficaces y nada atractivos para los estudiantes y para los aprendizajes.

- "Frankenstein educador" de Philippe Meirieu (Laertes, 1998) es una obra que cuestiona el rol docente que pretende construir o fabricar al sujeto de acuerdo con pautas y parámetros que soslayan y no consideran sus condiciones, intereses y capacidades. Este autor refiere a una suerte de revolución copernicana en la pedagogía cuando expresa que la educación debe permitir que el sujeto se construya a sí mismo como sujeto del mundo, heredero de una historia en la que tenga conciencia de su rol, capaz de comprender el presente y de inventar el futuro.


- "El maestro ignorante" del filósofo Jacques Rancière (Laertes, 2002), por su parte, es un texto que aboga por un maestro que no se interesa por demostrar que posee el “saber sabio” del profesor, que ve a los alumnos como iguales, y que su misión está en que ellos puedan usar sus propios saberes, desarrollar sus capacidades de comparación, de contrastación y de argumentación. Así sostiene: "Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia"



Se trata de tres buenas lecturas para revisar, remover, cuestionar y replantear el sentido de la educación formal y el sentido de la profesión docente en las condiciones de la posmodernidad.
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03 marzo 2010

Elogio de la educación intercultural


Desde la perspectiva histórica, la educación escolarizada o formal fue concebida como factor o agente de homogeneización cultural a través de un discurso hegemónico que, en nuestro país, estuvo asociado a la escuela con su función de "asimilación" de los inmigrantes europeos y de los pueblos originarios de nuestro territorio. Así la cultura dominante se imponía como la legítima y la universal y todo aquello que no seguía ese modelo, caía en la marginación social.


Pasaron los años y hacia finales del siglo XX, el fenómeno de las nuevas migraciones en Europa con todos sus conflictos y dilemas, reflotó el problema de la construcción antropológica y sociológica de las identidades individuales y colectivas, de la vocación del hombre por lo universal y de la centralidad de la persona, con sus derechos fundamentales y libertades personales.


Todo ello abrió la necesidad de la educación intercultural, una práctica social para todos y de todos, en la búsqueda de aquello que une y diferencia (Rosoli, G.). Una educación que procura que los diversos grupos culturales y, o, étnicos preserven sus singularidades y costumbres aunque convivan en el conjunto más amplio de la sociedad. Un camino que posibilita la construcción de una sociedad democrática que supere los modelos de uniformidad y asimilación que rozan con el etnocentrismo y la intolerancia.


A manera de cierre retomo una estupenda reflexión de Eduardo Galeano (Patas Arriba. La escuela del mundo al revés):

“…Lo mejor que el mundo tiene está en los muchos mundos que el mundo contiene, las distintas músicas de la vida, sus dolores y colores: las mil y una maneras de vivir y de decir, creer y crear, comer, trabajar, bailar, jugar, amar, sufrir y celebrar, que hemos ido descubriendo a lo largo de miles y miles de años”

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