23 septiembre 2010

Paisajes que amplían nuestro horizonte


Las cuatro estaciones siguen su ciclo mientras los hombres somos capaces de admirar la diversidad de paisajes naturales y, a la vez, resultamos ser poco enérgicos y racionales para detener su sobreexplotación y contaminación lenta pero implacable. Entre los paisajes terrenales sobresale la belleza de los bosques esparcidos por todo el planeta, que justificaron este pensamiento de Buda:
"El bosque es un organismo único y fuente de gran bondad. No exige nada para su sustento y extiende su protección sobre todos los seres dándoles sombra, incluso al leñador que con su hacha lo destruye”.

A propósito de la mirada de Buda, en su obra “Dawa Drome Sutra”, el gran maestro describía el bosque como el hogar de la paz y la serenidad, un lugar de gran felicidad y fuente del mayor agrado. Decía que cada vez que una persona se sienta tensa y molesta en su ambiente urbano, debería ir a los bosques para encontrar paz mental y para olvidar los sufrimientos del mundo. También describía los bosques como el lugar ideal de descanso para la gente, donde se puede ir cuando nos sentimos cansados de correr y atender las rutinas y tareas mundanas, o cuando estamos stressados por situaciones desbordantes.
Muchos años han pasado y la vida humana se ha transformado intensamente bajo la influencia de la ciencia y la tecnología y por eso nos preguntamos: ¿Podemos hoy convalidar esa idea de que los bosques son el mejor lugar para la contemplación y la meditación? ¿Han sido reemplazados por los spa urbanos?
¿Qué paisajes encuentra hoy el hombre que lo ayuden a mitigar los apegos materiales y vivir más despojados y sosegados? ¿El bosque permite una mayor concentración y un mejor clima para meditar?

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