12 marzo 2011

La inclusión de la escuela en la cibercultura

Néstor García Canclini hace un tiempo se preguntaba: "¿Existen diferencias entre el consumidor de televisión y el de internet? Hay algunas. El usuario de internet suele ser más activo, trabaja más en la edición del material, puede seleccionar, ir y venir, interrumpir la comunicación. A veces el consumidor de televisión lo imita, porque el control remoto permite ese juego, pero en general tiene fidelidades más rígidas.
La interactividad de internet es más desterritorializada. Hay estudios que muestran la facilidad de los internautas para sociabilizar desde posiciones indefinidas, incluso simuladas, inventándose identidades".


Desde esa potencialidad y ese amplio horizonte que ofrecen las TIC para que los usuarios pasen a desempeñar roles más activos y críticos que van desde la lectura hasta la re-escritura, la producción de textos y de mensajes multimedia y la gestión compartida del conocimiento (ya sea a través de wikis, trabajos académicos y proyectos colaborativos), es tiempo que las instituciones educativas se integren a esta realidad de la cibercultura y se apropien de los medios que cautivan y desvelan a las generaciones net o nativos digitales.


Ellos imaginan, ensayan, prueban y comparten nuevos usos de los medios, editando imágenes y sonidos, inventando formatos, y así se manifiestan, canalizan deseos e intereses, rechazan o protestan, imponen modas y estilos.



Se requiere que la escuela abre sus puertas de manera franca sin suspicacias a la inclusión de los medios digitales estudiando y reflexionando sobre sus posibilidades creativas y cognitivas en el trabajo cotidiano. Desde ese lugar, mientras los docentes enseñan, estarían potenciando el rol de "emirec" (Cloutier) en los alumnos, es decir un sujeto que es a la vez emisor y receptor, lector crítico y reflexivo, y productor de mensajes que resignifican su historia, su contexto y su mundo.
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