Escuela en Finlandia, foto de Andreas Meichsner/Verstas
Ocupándonos y preocupándonos por
el papel fundamental de la escuela en la sociedad contemporánea, comparto un
buen artículo de Carlos Magro en donde esboza los grandes ejes que hoy configuran
el mundo actual y las necesidades y demandas socioculturales y laborales para
la formación ciudadana. Seguramente coincidiremos en los puntos sobresalientes
del diagnóstico que hace Magro -que se encuentra apoyado en las lúcidas
reflexiones de sociólogos, filósofos, políticos e investigadores-, pero los
caminos de cambio se dispersan y fragmentan sin incidir de modo contundente en el
objetivo central.
Su artículo titulado Poner al centro educativo en el centro del
cambio, comienza así:
La
educación se encuentra hoy en una encrucijada, dice Mariano Fernández Enguita.
Una encrucijada provocada por un cambio hacia una época global, postnacional,
postindustrial (Bell), digital, líquida (Bauman), desbocada (Giddens) e
incierta (Beck). Un cambio de época, dice Manuel Castells. Un cambio económico,
social y tecnológico acelerado que está transformando los modos de creación,
acceso y difusión del conocimiento y que está planteando, por tanto, enormes
retos a los sistemas educativos. Cambios que desafían a la escuela y a su
capacidad de adaptación.
Vivimos
un momento de enorme interés hacia la educación por parte de toda la sociedad
y, consecuentemente, un momento de gran demanda y exigencia, especialmente para
la educación escolar. Aprender se ha vuelto hoy una actividad paradójica, sostiene Juan Ignacio Pozo en
Aprender en tiempos revueltos (2016), porque cada vez, dice, “dedicamos más
años de la vida, y más horas de cada día, a la tarea de aprender, y sin
embargo, aparentemente, cada vez se aprende menos, o por lo que parece, hay
cada vez una mayor frustración con lo que se aprende y cómo se aprende.”
En la nota Magro analiza los
resultados logrados en el sistema educativo español y se refiere a las altas tasas de fracaso escolar, de
abandono temprano y de repetición de curso que presenta”, lo cual evidencian “que
aún no hemos resuelto bien el paso de un sistema educativo selectivo a otro
formativo e inclusivo. También plantea ofrecer más oportunidades en tres grandes
retos: digitalización, globalización y naturalización del cambio.
Entendemos que todos estos
factores confluyen en la necesidad de trabajar e incluirnos en una nueva
cultura del aprendizaje para
garantizarnos la capacidad necesaria de adaptación a los cambios y la
incertidumbre que parece que nos demandará el futuro.
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