Comparto dos poemas de dos autores latinoamericanos que nos llevan a indagar, una vez más, sobre los misterios de la vida y de nuestro destino.
El sueño Jorge Luis Borges
Si el
sueño fuera (como dicen) una
tregua,
un puro reposo de la mente,
¿por
qué, si te despiertan bruscamente,
sientes
que te han robado una fortuna?
¿Por
qué es tan triste madrugar? La hora
nos
despoja de un don inconcebible,
tan
íntimo que sólo es traducible
en un
sopor que la vigilia dora
de
sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos
de los tesoros de la sombra,
de un
orbe intemporal que no se nombra
Vincent Van Gogh |
y que
el día deforma en sus espejos.
¿Quién
serás esta noche en el oscuro
sueño,
del otro lado de su muro?
Manos juntas Carlos Drummond de Andrade
No seré
el poeta de un mundo caduco.
Tampoco
cantaré al mundo futuro.
Estoy
atado a la vida y miro a mis compañeros.
Están
taciturnos pero alimentan grandes esperanzas.
Entre
ellos considero la enorme realidad.
El
presente es tan grande, no nos apartemos.
No nos
apartemos mucho, vamos unidos por las manos.
No seré
el cantor de una mujer o de una historia,
no
hablaré de suspiros al anochecer,
del
paisaje visto desde la ventana,
no
distribuiré estupefacientes o cartas de suicida,
no
huiré hacia las islas ni seré raptado por serafines.
El
tiempo es mi materia, el presente tiempo, los hombres presentes,
la vida
presente.