En busca de cambios en las formas de enseñar y aprender, surgen distintas propuestas en el mundo educativo como el sistema STEM (acrónimo de los
términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics), surgido en 2009 en EEUU, que da cuenta de un enfoque científico integrado según el cual la
Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas forman un todo donde los
elementos interactúan y se afectan unos a otros. El enfoque STEM en educación
requiere, pues, la integración de áreas curriculares, el uso de métodos innovadores y alternativos de enseñanza y de aprendizaje, tales como resolución de problemas, proyectos, prácticas de laboratorio y uso de herramientas
tecnológicas.
Años más tarde, a la sigla STEM se le agregó la A para incluir al arte como herramienta expresiva y creativa que acompaña a los proyectos de ciencias, tecnología, ingeniería y matemática, por lo cual llegamos a STEAM.
Los proyectos STEAM constituyen un aporte innovador para mejorar las prácticas educativas ya que implican un enfoque interdisciplinario centrado en el aprendizaje activo y significativo a través de proyectos integrados que permiten la construcción o reconfiguración de conocimientos y el desarrollo de competencias, actitudes y habilidades específicas como el trabajo en
equipo, la competencia digital, la iniciativa o la toma de decisiones. En estos trabajos por proyectos la tecnología actúa como nexo de unión con el resto de materias/áreas, ya sea porque los proyectos se basan en crearla, en usarla para desarrollar algo nuevo
o en su comunicación a través de las TIC. Así podemos incorporar actividades que van desde la aplicación de gamificación, el aprendizaje-servicio, la robótica y programación educativa
hasta el uso de redes sociales o la clase invertida (flipped classroom).