21 abril 2020

Alfabetizaciones para el siglo XXI


En plena época de reinado de la cultura digital y de las TIC, invitamos a repensar las concepciones convergentes sobre alfabetización desde una perspectiva democrática y crítica, de la mano de Sonia Livingstone, profesora de Social Psychology y directora del Departamento de Media and Communications en la London School of Economics (Reino Unido).

En el artículo de esta autora (https://www.infoamerica.org/icr/n05/livingstone.pdfse hace una revisión de la investigación sobre alfabetización mediática e informativa y se identifican los modelos de estudio vigentes y las fórmulas utilizadas para tratar ambas corrientes, hasta ahora independientes, al tiempo que se ponen de manifiesto los nuevos retos metodológicos a los que se enfrenta esta corriente. El artículo finaliza proponiendo un ambicioso marco de investigación sobre las nuevas formas de alfabetización, nacidas a raíz de la expansión de las nuevas tecnologías.


Livingstone expresa que "las similitudes entre las definiciones de los dos términos, alfabetización mediática y alfabetización informativa, son evidentes (Livingstone y van Couvering 2008). Sin embargo, hay algunas diferencias importantes que, en la medida en que los enfoques convergen, constituyen un reto para investigaciones futuras. Una distinción es su aproximación teórica, que precede y condiciona decisiones metodológicas. En general, la tradición de la alfabetización mediática pone el acento en la comprensión, crítica y creación de materiales mediáticos, mientras que la alfabetización informativa se centra en la identificación, ubicación, evaluación y uso de materiales informativos.
Metafóricamente hablando, se podría decir que la alfabetización mediática observa a los medios de comunicación mediante una lente o ventana a través de la que se puede observar el mundo y expresarse uno mismo, mientras que la alfabetización informativa considera la información como una herramienta con la que actuar sobre el mundo. La alfabetización mediática, por tanto, busca corregir los desperfectos en el cristal. La alfabetización informativa, por su parte, trata de aumentar la precisión de la mano que utiliza la herramienta".

Este interesante párrafo del artículo nos motiva para analizar esta problemática y también  para reflexionar sobre las estrategias explícitas e implícitas que aplicamos en la escuela para propiciar el desarrollo de las capacidades específicas conectadas con las distintas vertientes de la alfabetización.

13 abril 2020

Inteligencia emocional y su presencia en las instituciones educativas


Desde la aparición del libro de Daniel Goleman "Inteligencia Emocional", distintas disciplinas científicas han asumido y estudiado el valor de las emociones para un desarrollo pleno del ser humano, considerando así el conjunto de habilidades entre las que se destacan el autoconocimiento, el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, las habilidades sociales, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo. Si bien gran parte de esas dimensiones de la inteligencia emocional pueden ser atribuidas a la herencia genética y a la socialización experimentada en la primera infancia, diferentes investigaciones concluyen que la educación ejerce un rol importante para su aprendizaje y desarrollo significativo, a través de la acción de instituciones, estrategias y métodos apropiados.



En esa línea, compartimos el artículo Aproximación crítica a la Inteligencia Emocional como discurso dominante en el ámbito educativo, de David Menéndez ÁlvarezHevia (publicado en la Revista Española de Pedagogía, 76 (269), 2018), que presenta un análisis crítico de la Inteligencia Emocional como discurso dominante, a través del cual se concretan formas de entender, gestionar y aprender sobre las emociones en el ámbito educativo.


En la primera parte el autor discute el reciente interés por lo emocional y cómo la popularidad de las ideas asociadas a la Inteligencia Emocional viene dada por su capacidad para asociarse con otros discursos de gran influencia que emergen desde las ciencias del cerebro (neurología, psicología cognitiva, etc.). Como parte de esta discusión se cuestionan algunas de sus cualidades principales como son su neutralidad, su potencial para transcender planteamientos dualistas que imperan en las concepciones tradicionales, así como su propuesta de cambio de paradigma.
La segunda parte del artículo examina la presencia e implicaciones del discurso de Inteligencia Emocional en el contexto educativo a través de los mecanismos de medición de inteligencia emocional y los programas de educación o alfabetización emocional. También se discute la importancia de las implicaciones emocionales para los educadores, a la vez que se trata la problemática asociada al poder subjetivador de dicho discurso. Para concluir, el autor expone argumentos que invitan a reflexionar y explorar formas alternativas de entender y plantear lo emocional y la educación emocional.

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01 abril 2020

Una respuesta a la crisis sanitaria: la educación a distancia


En medio de la pandemia que estamos atravesando de modo global, e inmersos en una dura cuarentena que entraña aislamiento físico y social, vemos cómo se han activado enormemente las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para conectarnos, dialogar, compartir imágenes, palabras, audios y videos… Somos receptores pasivos y activos de infinitos volúmenes de información y también podemos ser prosumidores, es decir productores, editores y coproductores de mensajes en distintos lenguajes. Así tenemos la sensación de estar informados, comunicados, entretenidos, con alto riesgo de estar saturados de datos, de recibir un caudal abrumador de información sin poder chequear y evaluar su procedencia, confiabilidad, veracidad. Fake news, información sesgada, datos sin fuentes autorizadas, que en tiempos de pandemia pueden generar más ansiedad, desconcierto, desorientación...

Más allá de esta situación propia de la cultura digital en la que todos participamos en mayor o menor grado, las TIC son los vehículos más adecuados y robustos para que la educación tenga continuidad superando las barreras de tiempo y espacio, sin perder terreno en la comunidad. Y en este contexto la educación a distancia es el camino y la estrategia flexible y versátil que nos permite establecer o re-tomar la comunicación entre docente y alumnos, a través de medios sincrónicos y asincrónicos, en torno a los objetivos de aprendizaje y contenidos de cada nivel.

En medio de este panorama que urge para no perder las semanas de clases, la educación a distancia requiere de una serie de acciones específicas que son indispensables para la planificación y organización de las aulas virtuales, y para el diseño, la producción y la distribución de las guías y módulos de actividades de aprendizaje, materiales de estudio, recursos multimodales, fuentes bibliográficas, entre otros. Asimismo, se pondrán en juego las herramientas para la comunicación y la interacción virtuales de modo que los alumnos se sientan acompañados, orientados, guiados y asesorados en esta nueva forma de aprender. Los docentes también estarán involucrados en nuevas formas de enseñar y de interactuar, en donde las mediaciones didácticas, comunicacionales y tecnológicas serán clave para que los procesos educativos encuentren fluidez, despierten entusiasmo e interés, y muestren logros esperados.  

Si bien la educación a distancia constituye una opción pedagógica y didáctica apropiada para jóvenes y adultos que ya cuentan con capacidades y habilidades asociadas a la autonomía en el aprendizaje y al estudio independiente, hoy la crisis sanitaria justifica la adopción de esta modalidad para la educación primaria y secundaria, tomando los recaudos y las previsiones acordes a los perfiles de niños y adolescentes.