En medio de la pandemia
que estamos atravesando de modo global, e inmersos en una dura cuarentena que
entraña aislamiento físico y social, vemos cómo se han activado enormemente las
tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para conectarnos,
dialogar, compartir imágenes, palabras, audios y videos… Somos receptores
pasivos y activos de infinitos volúmenes de información y también podemos ser
prosumidores, es decir productores, editores y coproductores de mensajes en
distintos lenguajes. Así tenemos la sensación de estar informados, comunicados,
entretenidos, con alto riesgo de estar saturados de datos, de recibir un caudal
abrumador de información sin poder chequear y evaluar su procedencia,
confiabilidad, veracidad. Fake news, información sesgada, datos sin fuentes
autorizadas, que en tiempos de pandemia pueden generar más ansiedad,
desconcierto, desorientación...
Más allá de esta
situación propia de la cultura digital en la que todos participamos en mayor o
menor grado, las TIC son los vehículos más adecuados y robustos para que la
educación tenga continuidad superando las barreras de tiempo y espacio, sin
perder terreno en la comunidad. Y en este contexto la educación a
distancia es el camino y la estrategia flexible y versátil que nos permite
establecer o re-tomar la comunicación entre docente y alumnos, a través de
medios sincrónicos y asincrónicos, en torno a los objetivos de aprendizaje y
contenidos de cada nivel.
En medio de este
panorama que urge para no perder las semanas de clases, la educación a
distancia requiere de una serie de acciones específicas que son indispensables
para la planificación y organización de las aulas virtuales, y para el diseño, la producción y la distribución de las guías y módulos de actividades de
aprendizaje, materiales de estudio, recursos multimodales, fuentes bibliográficas, entre otros.
Asimismo, se pondrán en juego las herramientas para la comunicación y la
interacción virtuales de modo que los alumnos se sientan acompañados,
orientados, guiados y asesorados en esta nueva forma de aprender. Los docentes
también estarán involucrados en nuevas formas de enseñar y de interactuar, en
donde las mediaciones didácticas, comunicacionales y tecnológicas serán clave
para que los procesos educativos encuentren fluidez, despierten entusiasmo e
interés, y muestren logros esperados.
Si bien la educación
a distancia constituye una opción pedagógica y didáctica apropiada para jóvenes
y adultos que ya cuentan con capacidades y habilidades asociadas a la autonomía en el aprendizaje y al estudio independiente, hoy la crisis sanitaria justifica la adopción de
esta modalidad para la educación primaria y secundaria, tomando los
recaudos y las previsiones acordes a los perfiles de niños y adolescentes.