29 junio 2020

El debate sobre el humanismo digital


Humanidades digitales: la cultura frente a las nuevas tecnologías, es un libro de Dominique Vinck (Gedisa, 2018) que nos invita a participar de algunos de los debates centrados en la emergencia de las humanidades digitales.
  

Dominique Vinck, profesor titular de la Universidad de Lausana, en esta obra se propone analizar críticamente algunas de las ideas establecidas respecto a este revolucionario proceso cultural: el análisis de las humanidades digitales como nueva civilización y la «desmaterialización» del patrimonio cultural o cuantificación de las humanidades. Y es que la incorporación de la revolución digital puede suponer, según sostienen sus partidarios, el medio para salvar a las minusvaloradas humanidades, además de proporcionar una mayor democratización del saber, del acceso al patrimonio cultural, así como dialogo entre las culturas o como recurso para la innovación y el desarrollo económico. 

Pero las humanidades digitales también generan temores con respecto a lo que podríamos perder: ¿es posible que mueran el libro y las bibliotecas que conocemos? Afilados y sugerentes temas como éste, o como el robo del patrimonio cultural por parte de los países del norte a los del sur, la imposición de la hegemonía del inglés o la nueva brecha digital, se abordan en este libro, que recoge uno de los temas de mayor actualidad en nuestro panorama cultural del siglo XXI.

19 junio 2020

Prácticas de educación a distancia: entre lo deseable y lo posible

En los sistemas educativos afectados por la pandemia hemos visto un fenómeno transversal y generalizado centrado en la búsqueda de acciones y estrategias que permitieran reemplazar a las clases presenciales de todos los niveles educativos y en tal sentido, las tecnologías de la información y la comunicación se convirtieron en un aliado indiscutible de las autoridades, directivos y docentes. Denominaciones como educación a distancia, educación virtual y educación en línea pasaron a ser parte del vocabulario de los actores de la comunidad educativa, incluyendo a padres y madres de alumnos y alumnas de la educación básica. 

Sin lugar a dudas, el esfuerzo, la preocupación y el compromiso por generar otros espacios y formatos de educación también fueron acompañados por una alta improvisación e inmediatez, factores poco convenientes al momento de organizar y gestionar una educación a distancia de calidad que garantice igualdad de oportunidades, equidad e inclusión. 

Así, en ese contexto atravesado por la inmensa crisis sanitaria, los/as directivos/as, docentes, alumnos/as, padres/madres de familia, protagonizaron una inmersión obligada y sin previa capacitación, en el desarrollo de propuestas de educación a distancia. La experiencia en esta opción pedagógica nos obliga a plantear que existen principios, requisitos y condiciones que abonan un desarrollo pertinente y apropiado de la misma, unidos a un tiempo indispensable para la planificación, organización y producción de los materiales didácticos y recursos tecnológicos que sostendrán los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

Ello nos lleva a pensar que la improvisación empujada por la crisis, dejó a un lado un conjunto específicos de lineamientos y criterios fundamentales para el desarrollo de la educación a distancia. Sin estar formados o capacitados para trabajar con esa modalidad, muchas universidades y docentes reconvirtieron sus métodos de enseñanza e hicieron lo posible para entrar en la ola, sin poder elegir o discutir sus especificidades pedagógico-didácticas y comunicacionales, sus requerimientos tecnológicos y sus implicancias institucionales y socio-culturales.  

En ese escenario de emergencia, es oportuno y pertinente que nos preguntemos si las experiencias realizadas constituyen buenas prácticas de educación a distancia y si configuran un cabal ejemplo de la forma de organizar, desarrollar y gestionar estudios con la modalidad. Una pregunta clave es preguntarnos, por ejemplo, si el docente que sólo da clases trasmitiendo saberes frente a una cámara, conforma un modelo pedagógico-didáctico potente y recomendable para la educación a distancia desde una perspectiva socio-constructivista del aprendizaje. En el marco de este debate resulta interesante leer un artículo publicado el 11/06/2020 en El País, bajo el título: “Lo que hacen las universidades no se puede llamar educación ‘online’”, en donde Josep A. Planell, rector de la Universitat Oberta de Catalunya, nos plantea algunos aspectos imbricados, entre los cuales incluye la brecha digital que puso en evidencia este tiempo de pandemia. 

Comparto el link:

08 junio 2020

Repensar la escuela


La escuela que llega. Tendencias y nuevos enfoques metodológicos (Edit. Octaedro, 2018) es un libro que reúne distintos artículos que refieren a los cambios y demandas que la sociedad actual plantea a la escuela, una institución indiscutible por su relevancia y rol social que merece ser repensada para contener e incluir a las subjetividades y perfiles de los/as ciudadanos/as del presente milenio. 

Sus autores, Marc Pallarès Piquer, Óscar Chiva Bartoll, Ramón López Martín, Ismael Cabero Fayos, sostienen en la introducción que:
"La escuela actual aún se sitúa en los límites de algunas vinculaciones un tanto asimétricas respecto de su época. Aspectos como el uso de las nuevas tecnologías, la educación a lo largo de la vida, la compleja relación entre educación, sociedad y política, o la apuesta por una formación del profesorado que esté en consonancia con los nuevos tiempos le exigen la necesidad de reestructurarse para afrontar los diferentes sentidos que le acompañan.
La escuela es una intersección donde confluyen diversos sistemas a la vez: el de cada alumno/a, el de cada docente, el de cada metodología y el de la propia institución escolar con su contexto, con su organización y con su pasado más reciente. Por consiguiente, el desarrollo de la formación docente que deben llevar a cabo las facultades de educación no solo necesita «saber para actuar», sino también un riguroso análisis tanto de la práctica docente como de su «proceder», es decir, de su propia «praxis». Lo urgente es que este análisis ponga en primera línea la necesidad de renovar los sentidos de la escuela en medio del inquietante umbral de cambios que están acechándola.
Reconocemos y aceptamos, pues, la capacidad que tiene la formación para vertebrar las reflexiones pedagógicas. Sin embargo, estamos convencidos de que las funciones educativas deben reestructurar sus raíces y debatir sobre el sentido de la «comunidad», puesto que a partir de este sentido se regeneran las culturas educativas y se desarrolla el sentido común pedagógico referido al valor de la educación, así como sus retos y dificultades. Todo ello nos lleva a entender la escuela como una cima, un punto de llegada (también un punto de partida) en el que se transmiten saberes y se tienen que fomentar dimensiones de autonomía que sirvan a nuestro alumnado como alternativas a la uniformidad.
Este libro intentará describir la escuela de las próximas décadas del siglo XXI, pero lo hará sin caer en proyecciones que traten la educación de manera fija, abstracta y absoluta. Se ha tenido muy presente que hablar del futuro siempre implica riesgos, por eso se plantean espacios, temáticas y situaciones para proponer un imaginario que, inevitablemente, tendrá múltiples recorridos y escenarios.
Trataremos de explorar los procesos sociales en los que el binomio escuela/sociedad va a adquirir en los próximos años algunas formas concretas; un binomio que se evaluará, se cuestionará continuamente y, con casi toda seguridad, sufrirá notables modificaciones".

Un libro que, sin duda, invita a seguir pensando en la construcción de una escuela apropiada para la actual sociedad.


01 junio 2020

El aporte de la mirada humanista en un mundo digital


En una sociedad y una cultura intensamente digitales en donde prevalece la razón utilitaria y un poder económico que se revisten de un supuesto factor de aumento de la calidad de vida, nos preguntamos qué lugar ocupa y qué alcances tienen las humanidades en la formación y la educación tanto en la educación básica y en la universitaria.

Desde esa perspectiva, en la revista Telos (N° 112, diciembre 2019) se ha publicado el artículo Humanidades y Cultura en un Mundo Digital en donde su autor Enrique Villalba, Director del Instituto de Cultura y Tecnología y del Máster en Gestión Cultural de la Universidad Carlos III, sostiene que:  

La razón utilitaria dominante y una suerte de totalitarismo economicista producen argumentos que llevan a relegar los estudios humanísticos: su inutilidad en términos de competitividad en el mercado laboral o la escasa rentabilidad de sus estudios e investigaciones en una Universidad cada vez más gerencial y mercantilizada.

Agrega Villalba que: Nos encontramos inmersos en una transformación de gran calado y velocidad que nos lleva a un mundo digital. Parecería natural una modificación de las enseñanzas a favor de las tecnológicas propias de ese mundo. Pero este nuevo mundo digital, lejos de arrumbar la formación humanística requiere de ella necesariamente… El alcance de la transformación digital supone una verdadera crisis cultural de la que ha de salir –más configurada– una cultura digital. Y en ella, son imprescindibles las miradas humanistas para resituarnos en el mundo.
Frente a nuevas formas de mercantilismo utilitarista, nuevas formas de humanismo. Frente a un panorama uniformizador que puede llevar a la automatización del empleo, unas humanidades que aportan diferencia, el valor único de cada uno, de su mirada.

Desde este espacio, entendemos que las humanidades tienen un relevante lugar en el mundo digital cuando plantean nuevas preguntas que buscan mirar e interpretar la sociedad y la cultura, y que la institución educativa constituye un espacio privilegiado para el diálogo y el debate entre todos los actores.

El artículo completo está disponible en: