07 junio 2014

Educación 2.0: acerca de la relación contenido y contenedor

Hoy las tecnologías digitales, multimediales y ubicuas nos abren infinidad de oportunidades para apoyar y enriquecer los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Estas posibilidades no nos eximen de retomar algunos interrogantes que atraviesan la relación entre pedagogía-didáctica y tecnologías educativas. En esa línea, nos preguntamos: ¿Cómo tendríamos que analizar la relación entre el contenido de enseñanza y de aprendizaje y el contenedor (llámese libro, videos, software y redes digitales con distintos formatos)? ¿Se trata de un simple traspaso o transposición de contenidos al medio elegido para enseñarlo en el aula? ¿O se trata de explorar y evaluar las características, condiciones y potencialidades de cada medio o recurso tecnológico para optimizar la enseñanza y el aprendizaje de contenidos curriculares? ¿Cómo afecta el proceso de aprendizaje si un contenido se aborda desde el texto fijo y secuencial del libro, o desde un hipertexto multimedial y multimodal, o desde una animación audiovisual? ¿Qué estrategias docentes tendrán que ponerse en en juego para alcanzar una relación significativa entre contenido y contenedor?

El interrogante también alcanza a otros contenedores como aulas físicas, aulas virtuales, plataformas tecnológicas para la enseñanza, entornos personales de aprendizaje o sitios web, algunos de los cuales se propagan con inusitada velocidad en los sistemas educativos superiores.

El punto crítico de estos debates se focaliza en las razones y principios pedagógicos, didácticos, comunicacionales y tecnológicos que llevan a las instituciones y a los docentes a tomar decisiones acerca de los para qué, por qué y cómo será la relación entre contenidos y contenedores en un determinado campo de conocimiento y contexto educativo.
Sucede que muchas veces las imposiciones del mercado del software, la propagación de dispositivos tecnológicos en el escenario educativo y hasta la idea de innovar sin más, se convierten en los factores que direccionan la introducción o uso de recursos y herramientas tecnológicas (contenedores) en el aula, sin que existan espacios para analizar las propias condiciones socio-culturales y tecnológicas del contexto y sin mediar la reflexión sobre los criterios epistemológicos y didácticos que justifican su uso para enseñar y aprender los contenidos curriculares.  

Alentamos el uso crítico, apropiado y creativo de los contenedores, sean o no tecnologías de última generación, siempre y cuando se transparente qué tipo de relación pretendemos establecer entre ellos y los contenidos y el contexto del grupo de alumnos. Se trata de mirar de modo desencantado lo que hacemos y podemos hacer en los procesos de enseñanza y de aprendizaje con las distintas opciones tecnológicas multimediales que están a nuestro alcance.