30 agosto 2015

El desafío de mejorar la evaluación en los cursos en línea

En la agenda de la educación a distancia de nuestro tiempo, se da un interesante y abundante debate en torno a las virtudes y debilidades de los MOOC (cursos masivos abiertos y en línea) en donde se plantean algunos problemas como los de la evaluación de los aprendizajes y el grado de interacción entre estudiantes y profesores que tiene lugar en cada curso.

Desde una mirada pedagógica crítica sabemos que las evaluaciones del aprendizaje no pueden restringirse a sistemas estructurados y cerrados que se reducen a instrumentos como los de selección múltiple, verdadero-falso, completamiento y ordenamiento de frases, que resultan eficientes para evaluar a gran cantidad de estudiantes y fiables para la corrección automática, pero que no permiten la expresión personal y genuina de las capacidades y competencias logradas.

En el campo de las Ciencias Sociales y Humanidades, esas limitaciones resultan más evidentes ya que los aprendizajes a evaluar, en correlación con los objetivos propuestos, deberían implicar el desarrollo de capacidades cognitivas de orden superior como análisis y resolución de problemas y casos, interpretación y transferencia de conceptos y teorías, elaboración y representación de ideas, argumentos y proyectos, entre otros, y por ende, exigen otro tipo de instrumentos y técnicas evaluativas.

Es importante destacar que existe un grupo denominado HumanReaders.org formado por profesionales de la educación que hacen un llamamiento a instituciones y docentes universitarios para que dejen de aplicar “herramientas automáticas de corrección de resúmenes o exámenes escritos en pruebas importantes o fundamentales para la graduación de los alumnos. Su argumento principal es que las computadoras no saben leer, no pueden medir los elementos esenciales de la comunicación escrita: la precisión, el razonamiento, la adecuación de las pruebas expuestas, el buen sentido, la postura ética, si el argumento es convincente, la organización significativa, la claridad y veracidad, entre otros” (Human Readers, 2013).
 
Surge entonces una pregunta clave: ¿es posible mantener la masividad de los cursos a distancia como los MOOC y, al mismo tiempo, mejorar las formas de evaluar los aprendizajes? 

Al respecto, Sánchez y Escribano (2013) señalan que si bien no todos los MOOC son iguales, existen ciertas características similares entre ellos, como las siguientes:

- Video lecturas: Pueden ser en directo, en diferido, de una hora o de cinco minutos, en texto o en video, pero al final se trata de una clase, sea interactiva o no, es decir no importa que esté enfocada a los xMOOC o a los cMOOC. Stephen Downes reduce los MOOC a dos tipos:
  • cMOOC: Abiertos y participativos, orientados al aprendizaje basado en comunidades de estudiantes y profesores. Propuesto por Alec Couros, George Siemens, Stephen Downes y Dave Cormier.
  • xMOOC: Basados exclusivamente en los contenidos y más alejado del método conectivista.

- Tareas: Los estudiantes deberían recibir de un modo periódico deberes y tareas a través de recursos en línea u otras plataformas como pizarras online. Este punto está más enfocado a los xMOOC y a un modelo educativo de orden conductista.

- Grupos de estudio: Algunos cursos como los cMOOC confían más en la interacción social como base del aprendizaje y en la creación de redes entre pares (peer-to-peer) que en las lecciones dirigidas por un profesor. Normalmente, estos formatos requieren que los estudiantes se comuniquen y discutan las cuestiones de clase a través de algún software de gestión del aprendizaje o de las redes sociales.

- Exámenes: Algunos MOOC requieren de exámenes supervisados para sus certificados, otros, sin embargo, se basan en pruebas tipo test y tareas evaluables por otros compañeros (evaluación entre pares).

La experiencia marca que hoy se ensayan distintos sistemas de evaluaciones de los aprendizajes a distancia: aquellos que utilizan instrumentos cerrados con corrección automática (test de opción múltiple, encuestas y cuestionarios, evaluación automática de conjuntos de problemas, comparación de gráficos e imágenes), otros que incorporan herramientas de interacción social (portafolio, wiki colaborativa, foros de discusión, redes sociales), y otros basados en la autoridad académica (seminarios, talleres, exámenes prácticos, entrevistas, debates), siendo posible una combinación de esos formatos e instrumentos.

En esa línea, resulta interesante leer un estudio que da cuenta de los resultados obtenidos en diferentes MOOC que han incorporado algunos de esos tipos de evaluación en línea, en donde una de sus conclusiones señala: “Es posible que un alumno prefiera herramientas basadas únicamente en automatismos y que otro se sienta más cómodo en un curso basado en instrumentos de evaluación de interacción social. Una clasificación de este tipo podría hacer descender la tasa de abandono de algunos MOOC, si la información es proporcionada de antemano a la hora de seleccionar el curso (…) Además, sería conveniente incluir -y mucho más en los sistemas de evaluación para los MOOC o cualquiera de los sistemas de aprendizaje online actuales- una retroalimentación constructivista que focalice los logros de los estudiantes y ayude a superar sus fracasos (Sánchez y Escribano, 2014:19).


Referencias:

Downes, S. (2012). Connectivism and connective knowledge. Essays on meaning and learning networks, 493-557. Disponible en (fecha de consulta: 15/01/15):  http://www.downes.ca/files/books/Connective_Knowledge-19May2012.pdf

Human Readers. (2013). Retrieved November 6, 2013. Disponible en (fecha de consulta: 12/01/15): http://humanreaders.org/petition/index.php

Sánchez, E. y Escribano, J. (2013). Posibles mejoras en las plataformas MOOC para superar el “abismo de incertidumbre”: Diseño web adaptativo y E -evaluación. SCOPEO Informe N° 2. MOOC: Estado de La Situación Actual, Posibilidades, Retos y Futuro, (2), 220–237. Disponible en (fecha de consulta: 11/02/15): http://scopeo.usal.es/wp-content/uploads/2013/06/scopeoi002.pdf

Sánchez, E. y Escribano, J. (2014). Medios de evaluación en los MOOC. EDUTEC, Revista Electrónica de Tecnología Educativa, 48. Disponible en (fecha de consulta: 12/02/15): 




20 agosto 2015

El presente y el futuro de los MOOC


Según Tony Bates, especialista en la aplicación de las tecnologías en la educación a distancia y miembro fundador de la British Open University, los cursos masivos, abiertos y en línea (MOOC) tienen un gran potencial desde la perspectiva de la educación y aprendizaje continuos ya que pueden responder a los desafíos de la información y de las competencias necesarias para vivir y participar plenamente en la sociedad actual. Sin embargo, considera que es necesario prestar especial atención a las características del contexto y de los grupos destinatarios ya que admite que no es lo mismo preparar un curso para un estudiante que recién egresa del nivel secundario, que hacerlo para un adulto que ya tiene uno o más títulos universitarios, que trabaja y que su interés está puesto en actualizar o ampliar su perfil profesional.


Asimismo, Bates destaca que es fundamental que el diseño de los cursos y los modos de organizar y gestionar el aprendizaje “en línea” cumplan un papel decisivo para que el alumno sea el protagonista activo de la construcción y generación del conocimiento, lo cual significa que los MOOC deberían apartarse de diseños con información preseleccionada y empaquetada, sin contextualizar. Agrega que los diseños didácticos cerrados no ofrecen a los estudiantes oportunidades de fortalecer o desarrollar capacidades cognitivas de orden superior ni tampoco permiten que ellos evalúen, transfieran y comuniquen sus conocimientos.

Invitamos a leer el artículo completo de Bates titulado ¿Por qué los MOOCs son sólo parte de la solución para la educación superior? (noviembre 2014), disponible en:


12 agosto 2015

Auge y declinación de tecnologías: más allá del uso cotidiano

Las tecnologías digitales ingresan de manera incesante en nuestra vida cotidiana atravesando distintas esferas y campos, desde lo social hasta lo laboral y lo educativo. Miles de usuarios -consumidores y prosumidores- están atentos y son proclives a sumarse a nuevas herramientas, servicios e innovaciones y también a modas y tendencias que pueden diluirse y desvanecerse al poco tiempo. En pocas palabras: muchas novedades tecnológicas y poco espacio y tiempo para la acción reflexiva sobre los aportes e impactos que se declaman desde la industria y el marketing.

En esa línea, Gartner, una consultora dedicada al análisis de las tecnologías de la información en el mundo, ha acuñado el término Hype cycle (ciclo de sobre-expectación) para describir el ciclo de entusiasmo inicial y la posterior decepción que suele acontecer con la introducción de las nuevas tecnologías en donde existe un "pico de expectativas sobre-dimensionadas" que luego cae en una zona de decepción de la ola.

Para la consultora Gartner (1995), ese ciclo de sobre-expectación es una representación gráfica de la madurez, adopción y aplicación comercial de una tecnología específica y consta de cinco fases:

1- Lanzamiento: en esta primera fase del ciclo se hace la presentación del producto o innovación con alta difusión en los medios.
2- Pico de expectativas sobredimensionadas: la publicidad en los medios origina por lo general entusiasmo y expectativas poco realistas. Es posible que algunas experiencias pioneras se lleven a cabo con éxito, pero habitualmente hay más fracasos.
3- Abismo de desilusión: las novedades tecnológicas entran en el abismo de desilusión porque no se cumplen las expectativas. Estas tecnologías dejan de estar de moda y en consecuencia, por lo general los medios y el marketing abandonan el tema.
4- Rampa de consolidación: aunque la prensa haya dejado de cubrir la tecnología en cuestión, algunas organizaciones y empresas siguen, a través de la "pendiente de la iluminación", experimentando para que los beneficios se extiendan y sean comprendidos por más sectores.
5- Meseta de productividad: una tecnología llega a la "meseta de productividad" cuando sus beneficios se han extendido y han sido aceptados. La tecnología se vuelve cada vez más estable y evoluciona en segunda y tercera generación. Se habla de "madurez" de la innovación tecnológica.

Aplicando este ciclo de sobre-expectación de las innovaciones tecnológicas al campo de la educación, es tiempo de preguntarnos cómo impactan en nuestras instituciones y en nuestras prácticas, en qué fase del ciclo nos encontramos, y de analizar casos como el uso de plataformas que se presentaron como óptimas para la educación superior y que hoy se perciben como cerradas y ajenas al mundo de la web 2.0 y 3.0, y la organización de los MOOC que han sido impulsados por reconocidas universidades del mundo y que hoy están en plena etapa de revisión y evaluación, como ya lo hemos planteado hace poco en este blog. 

Más información en:


06 agosto 2015

Big Bang Data: un fenómeno que nos alcanza

Big Bang Data es la exposición producida por Fundación Telefónica y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona que ahora se muestra en Buenos Aires, desde el 2 de julio hasta el 28 de noviembre de 2015.
El eje central ronda sobre este interrogante clave en tiempos de la sociedad red: ¿Son los datos el nuevo petróleo, una fuente de riqueza potencialmente infinita? 
Sabemos que el mundo actual está inmerso en la explosión de datos en todos sus áreas o campos: las ciencias, las artes, la política, la investigación, la innovación y la participación, dando cuenta de intersecciones entre cultura, tecnología y sociedad.

Cuando hablamos del Big Bang Data nos estamos refiriendo a cifras inconmensurables: 2,5 trillones de bytes generados cada día hasta el punto de que en 2009 se generó la misma cantidad de datos que la Humanidad había producido en toda su historia hasta esa fecha. Según han explicado los comisarios de este evento, la exposición se pregunta sobre la importancia de los datos como "fuente de riqueza potencialmente infinita o como herramienta para construir una democracia más transparente y participativa". Para ello Big Bang Data combina instalaciones y proyectos artísticos, documentación histórica, entrevistas, documentos audiovisuales, prototipos tecnológicos, así como un espacio para proyectos participativos.

Entre las sorpresas que ilustran las transformaciones de los dispositivos electrónicos en un lapso relativamente corto de tiempo, figura el disco duro que hace 50 años tenía el tamaño de un coche y que almacenaba el equivalente a una canción en formato mp3, algo que hoy ocupa una minúscula porción del teléfono móvil que llevamos en el bolsillo.
Una dimensión social relevante que incluye esta exposición está vinculada con la llamada "mercantilización de la intimidad" o invasión de la privacidad ya que las redes sociales tienden a construir un perfil extremadamente detallado de nuestras preferencias, intereses y movimientos, al punto de convertirnos en un producto. Al mismo tiempo se introduce el tema de las nuevas relaciones de poder que se abren a través de las filtraciones de datos de personas y organismos públicos y privados que hoy ya son parte de los riesgos de la incesante publicación de datos en Internet.