Estamos sumergidos en un mundo en donde el tiempo es un factor constituyente y categórico que nos involucra profundamente, en el día a día y en los proyectos de vida. Así como las ciencias lo han abordado, también las disciplinas artísticas lo han integrado e interpelado en sus creaciones y producciones, otorgándole diversidad de matices de orden filosófico, psicológico y social. Muchos poetas lo han puesto en foco reflexionando sobre el tiempo pasado, presente y futuro, tiempo fugaz y tiempo eterno... Acá una breve selección de poesías:
"Si el vasto tiempo entero
-río oscuro-
se escapa,
en las manos nos deja
prendas inmarcesibles,
llamadas días, horas
en que fuimos felices".
Pedro Salinas, Razón de amor
"Ayer se fue;
mañana no ha llegado;
hoy se está yendo
sin parar un punto:
soy un fue, y un
será, y un es cansado".
Francisco de Quevedo
"Mirar el río
hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo
es otro río,
Saber que nos
perdemos como el río,
Y que los rostros
pasan como el agua".
Jorge Luis Borges
![]() |
Alina Pritula |
Ahuyentemos el tiempo, amor Gioconda Belli
Ahuyentemos el tiempo, amor,
que ya no exista;
esos minutos largos que desfilan pesados
cuando no estás conmigo
y estás en todas partes
sin estar pero estando.
Me dolés en el cuerpo,
me acariciás el pelo
y no estás
y estás cerca
te siento levantarte
desde el aire llenarme
pero estoy sola, amor,
y este estarte viendo
sin que estés
me hace sentirme a veces
como una leona herida
me retuerzo
doy vueltas
te busco
y no estás
y estás
allí
tan cerca.
El Instante, Jorge Luis Borges
¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.
enamorado de su transparencia.
La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.
Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.
Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.
Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.
La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.
En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.
Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.