02 julio 2009

Arquitecturas escolares de ayer y hoy

Sin caer en falsos determinismos de carácter tecnológico, decimos que el mundo hi tech –al igual que otras realidades socioculturales- también está transformando nuestros comportamientos, prácticas y hábitos e influye en la configuración de nuevas subjetividades y representaciones.
¿Cómo serán los vínculos familiares y sociales, las relaciones amorosas, el trabajo, el comercio, el arte y la educación dentro de unos años?


De todas estas actividades humanas, quizá sea llamativo ver cómo la institución escuela conserva y mantiene algunas de sus tradiciones y matrices de orden secundario, desde hace más de 50 años.
Por ejemplo, la disposición de filas de bancos y mesas dentro de las aulas, el pizarrón en el frente junto al escritorio del docente, son organizaciones del espacio que se mantienen desde hace mucho tiempo. Y a pesar de que nuevas tecnologías se introducen en el aula, no vemos nuevas arquitecturas…



¿Es que no hay otras maneras de enseñar y de aprender que esa filas paralelas donde los alumnos sentados en forma individual se dan la espalda? ¿No hay otras maneras de aprender que no sea dentro de las cuatro paredes del aula?
¿Tan fuertes son las pautas de organización espacial de las aulas que no se modifican ni se flexibilizan ni se experimentan nuevas formas que favorezcan una mejor interacción y comunicación entre alumnos y docente?


Muchas reflexiones se pueden deslizar alrededor de estas evidencias: necesidad de mantener un control sobre los comportamientos, escaso margen para la innovación y la flexibilidad, ausencia de propuestas institucionales…
Mientras tanto la escuela cada vez se muestra más lejana a los intereses, motivaciones y necesidades de los estudiantes que, fascinados por las posibilidades que les brindan las nuevas tecnologías que abundan en su entorno, asisten con poco entusiasmo a las aulas organizadas con pautas del pasado.




Ben Willikens


Al pensar en esas aulas, recuerdo estos versos de Alfonsina Storni:

“Cuadrados y ángulos” (1918)
Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.
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