Hace un tiempo dimos cuenta del actual debate acerca de la construcción de la pedagogía red, que -expresado en términos simplificadores- podemos plantear de esta manera: ¿se justifica la construcción de un nuevo paradigma para la enseñanza y el aprendizaje en la cibercultura, o sólo es necesario hacer una adaptación de los modelos pedagógicos que han prevalecido antes del auge de internet?
Sin olvidar que estamos en tiempo de transiciones y de reconfiguraciones de roles y tareas, muchos autores están abordando el tema, como sucede en el libro Pedagogía red. Una educacion para tiempos de internet, cuyos editores son Begoña Gros Salvat y Cristóbal Suárez-Guerrero, publicado por Ediciones Octaedro (2016).
Un avance del contenido de ese libro y de las preguntas que abarca ese debate, lo encontramos en la presentación:
La pedagogía tiene el reto de
entender la oportunidad educativa que supone internet. No obstante,
el reto no implica una tarea mecánica. Existen muchos intentos bajo
distintos nombres que dan cabida a este proceso (ciberpedagogía,
pedagogía online y otros genéricos) que, estricto sensu, no
representan una nueva pedagogía, sino más bien el afianzamiento de
visiones educativas, algunas ya enunciadas o perfiladas, que empiezan a
tomar fuerza en el entorno educativo que describe internet.
Por
tanto, en el continuum que representa el desarrollo de la pedagogía,
internet es un estadio de desarrollo en el que utopías –y distopías–
educativas encuentran rasgos de verosimilitud.
Pero la reflexión pedagógica
sobre internet es un ejercicio que no solo busca dar respuestas, sino
también plantear preguntas. Muchos entienden internet como la respuesta
adecuada a las inconsistencias educativas –más en el ámbito de
la educación formal–, pero plantear buenas y adecuadas preguntas
quizás sea el ejercicio menos común, aunque el más rico y complejo,
en este proceso de apropiación de la tecnología por la cultura
educativa.
La pedagogía también tiene esa vocación por buscar,
gracias a las preguntas, la movilidad de las ideas y la crítica para ir más
allá de la moda o el automatismo con que a veces se puede asumir
internet en la educación.
Por ello, la necesidad de
pensar en internet no solo como la respuesta didáctica a la pregunta ¿con
qué aprender?, sino ¿dónde está el cambio educativo con
internet? Ni los recursos, ni los flujos de comunicación, ni el lenguaje,
ni las dinámicas de interacción social en internet son las mismas que
los recursos, flujos, lenguaje y dinámicas del aula. El cambio está
en el modo de acción y pensamiento en red.
Internet viene afianzando
visiones y acciones que favorecen aprender –y también enseñar– en
un entorno y flujos de comunicación distintos a la organización
escolar clásica.
Como aprender no es aséptico al entorno donde
sucede, algo debemos exigir a la reflexión educativa para ir más allá de
la sustitución de un recurso por otro.
Lo radical del cambio es
comprender que aprender puede estar enmarañado en una nueva capa de acción y
representación en red.
Desde ese lugar, el libro se plantea las siguientes preguntas, cada una de las cuales conforma un capítulo desarrollado por diferentes autores especialistas en la materia:
1. ¿Por qué aprender en red? El
debate sobre las finalidades de la educación en la nueva
ecología del aprendizaje
2. ¿Qué aprender en la red? El
valor educativo de la cultura abierta
3. ¿Cómo aprender en red?
4. ¿Con qué aprender en red?
Estrategias y herramientas para la apertura y disrupción
de las instituciones educativas.
5. ¿Con quién aprender? Nuevos
perfiles educativos en red
6. ¿Dónde aprender en internet?
Territorialidad virtual y nuevas narrativas
7. ¿Cuándo aprender en red?
Espacio-tiempo de la educación en la sociedad de la pantalla
8. ¿Cómo valorar lo que se
aprende en la red?